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VÍCTOR HUGO MORALES

Una marca registrada

Noviembre de 2003

Su inconfundible ta-ta.ta, su vuelo al relatar cada partido, la ética con que maneja sus comentarios y su forma transparente de ser y transmitir, lo ubican entre los más elegidos y admirados entre el público y sus propios colegas.

 

¿Qué recuerdos conservás de Cardona, Uruguay?

Los mejores. Yo tuve una infancia feliz, una adolescencia muy linda. Lo fundamental está vinculado a la escuela y al liceo, donde era un poco bandido, pero no faltaba jamás. Los recuerdos tienen que ver con el deporte, la plaza de deportes, con los partidos en los campitos. También tuve muy buenas relaciones con algunos profesores que fueron formativos de mi persona, me querían y me protegían mucho.

 

¿Qué querías ser cuando eras chico?

Me gustaba la idea de ser marinero porque tenía una devoción formidable por conocer el mundo. Siempre fui un gran alumno de geografía y de historia y me daba la impresión, dado que yo era un muchacho pobre, que la única manera que tendría de viajar era desde la condición de marinero. Ese fue mi primer sueño. Toda mi vida esta referida a una obsesión por los viajes.

 

¿Alguna vez, te faltó para los fideos?

No, yo soy de los “pobres de los años ‘60”. Mi padre era empleado público y mi madre enfermera, teníamos recursos como para alimentarnos correctamente y para estar moderadamente bien vestidos. En realidad llamábamos pobres a la clase media. Ojalá los pobres que así llamamos hoy, fueran como en esos años.

 

¿Con quién fue el primer beso?

Con una mujer grande de mi pueblo. Me llevaba por lo menos 20 años. Con esta mujer bailamos un tango en carnaval y ella me eligió como compañero. Siempre me gustaron los bailes de carnaval. Me inhibe un poco el hecho de ser una figura conocida ya que uno siempre está como observado en sus comportamientos.

 

¿Pensás en volver a vivir en Uruguay?

Siempre existe esa fantasía. El sentimiento surgió muy fuerte en el año ‘99 y después se frustró. No tuve ofertas importantes de trabajo así como la de Martini pregunta. En un momento estuve especulando seriamente con vivir en Punta del Este, quería tener un pie en la Argentina y otro en Uruguay.

 

¿Víctor Hugo cambió el vocabulario del relato deportivo?

Es atribuirme demasiada influencia. Me gusta creer que hay una huella muy fuerte a partir de los años ’80, que gravitó en el tipo de relato que vino después. El relato que tenemos ahora es completamente distinto al que existía en el momento en el que yo comencé. Hay relatores jóvenes que me han seguido y escuchado mucho, después cada quien fue buscando su estilo, pero hay un origen en la forma de relatar en general, que me parece que tiene que ver con aquello que empecé a hacer en los ’80.

 

¿Cómo nace el ta-ta-ta-ta-gooooool?

Es un uruguayismo. Es ta es muy nuestro. Un día se demoro un gol y yo dije ta, y como el que tenia que meter el gol no pateaba nunca, yo seguía diciendo ta hasta el momento del gol. Era una época de terribles audiencias en Montevideo, allá por el año ’79, ‘80 y alguien me dijo “que bueno eso del ta-ta-ta”, y me dije, “lo voy a empezar a usar cuando me acuerde”. Ahora es una marca registrada.

 

¿Qué te pasa por dentro cuando relatás Argentina-Uruguay?

En el relato consigo ser muy periodístico y hago un relato que busque la emoción. Puedo intentar hacer un relato en el cual haya prolijidad desde la narración sin involucrarme desde el punto de vista afectivo, para no lesionar al oyente argentino que me escucha habitualmente y para no herir mi sensibilidad de uruguayo de ley. Tengo una buena ambivalencia. En realidad siempre prefiero que empaten, pero si tengo que elegir.... siempre deseo que gane Uruguay.

Es notable lo que me pasa acá, porque me permitieron meterme en los temas argentinos participando permanentemente de todo, hasta en política y jamás me han señalado mi condición de uruguayo.

 

¿Algún partido te hizo llorar de emoción o de rabia?

Hay 3 o 4 partidos. El que me hizo llorar de emoción es el de Inglaterra contra Argentina con el gol de Diego, ahí me dio un ataque de locura. Lloré tristemente y se me caían lágrimas de dolor, amargura y bronca cuando Uruguay perdió contra Dinamarca 6 a 1 en el mismo campeonato del mundo. Tengo grabaciones donde se escucha mi voz con llanto. También cuando Brasil perdió contra Italia en el mundial ’82. Me provocó mucha tristeza ver a los brasileros en el estadio -que eran como 20 mil- cuando era un partido en el que ellos tenían el mejor equipo.

 

¿Hasta cuándo seguirás relatando?

Yo creo que tengo cuerda para 5 ó 6 años más. Mientras físicamente esté bien... Ayer hice un relato en el que estuve 90 minutos sin errarle a un solo jugador y encima de la pelota, me di cuenta que estaba bárbaro. Tengo que descansar más que en otras épocas y no puedo trasnochar como antes, que igual hacía mi trabajo después de una larga noche.

 

¿Qué opinás del periodismo deportivo joven y la inclusión las mujeres?

Lo de las mujeres es un toque que tiene que ver con la forma discriminatoria del hombre. No elige mujeres por capacidad, sino por su belleza. Las hacen leer y su participación es muy modesta. Aparecen como tontitas recibiendo los chistes de los locutores varones y no parece un periodismo hecho desde la condición de una mujer profesional. Hoy los periodistas son muchachos jóvenes que están totalmente despersonalizados, hablan a una gran velocidad sin pensar en lo que dicen, como si se les cayera una idea. Opinan sobre algún tema que conocen y eso les permite hablar con rapidez. Hay excepciones, pero es difícil encontrar chicos que se destaquen, ya que el establishment periodístico los ha cortado de la misma manera, sobre todo en América, que los quiere no pensantes, veloces y superficiales.

 

¿Qué es lo que no te perdés de la T.V?

Yo no miro televisión. Puedo ver un partido de fútbol o de tenis, pero lo que llamamos programación convencional, jamás. Primero que mis horarios no me lo permiten y segundo que soy una persona que concurro diariamente al cine, al teatro o a algún concierto, con lo cual el retorno a casa con mi familia es a medianoche. Ahí quizás hago un poquito de zapping antes de dormirme.

 

¿Qué ves cuando te mirás al espejo?

Siempre descubro cosas. Esta es una edad donde nos detectamos mas arrugas, menos brillo en la mirada o alguna cana. Es un descubrimiento cotidiano. Yo soy poco espejero, nunca he tenido mucho aprecio por mi físico, no me visto bien...será una marca que viene de mi adolescencia, porque siempre me vi medio feo así que nunca tuve una relación narcisista con el espejo.

 

¿Ni una manía a la hora de vestirte?

Ninguna. Yo me tapo, no me visto. Solo me cubro.

 

¿Sos ordenado por dentro y por fuera?

El orden me genera una gran armonía, es casi la parte artística de mi espíritu. Si estamos conversando y advierto que un objeto esta fuera de lugar o no guarda una proporción con el resto, soy capaz de levantarme y correrlo. No me puedo dormir si al echar un vistazo, veo un zapato muy lejos del otro, me levanto y los pongo juntos. Ni hablar de un cuadro que este torcido! me pone absolutamente loco. Creo muchísimo en el orden y lo aplico constantemente.

 

¿Qué te dicen por la calle?

Cosas lindas. La gente en Argentina exterioriza lo que siente y yo estoy en una etapa de mi vida en la cual, no sé si la palabra será éxito, pero tengo cierto prestigio que disfruto y valoro. Siempre me esforzaré por no defraudar al público. Por supuesto que tampoco vivo de acuerdo a los halagos que me pueden proferir, porque éstos muchas veces pretenden condicionar tu comportamiento a lo que es digno de halago de la persona que te dice el piropo, pero manteniendo el equilibrio, disfruto mucho del mimo de la gente que aquí es muy frecuente. El argentino es muy expresivo y muy diferente al uruguayo que es mas retraído, mas austero para el elogio, capaz de mirar a una persona y fingir que no la conoce. Habrá un componente de timidez pero creo que mas que nada es una forma de ser mas sobria.

 

¿Sabés disfrutar del ocio?

Soy un ocioso nato y tan notable, que el castigo me ha venido en vida, por anticipado, porque este año he tenido que trabajar muchísimo. Sin embargo, he podido hacerme tiempo. Yo creo enormemente en el derecho al ocio, en cultivar y prepararse para el ocio, es una palabra muy fuerte en mi vida, equivalente a la palabra amor o amistad. No sé si tiene que ver con mi formación pueblerina en donde siempre teníamos tanto tiempo, pero es una especie de conductora de mis actos.

 

¿Te hiciste amigo de Internet?

No, uso nada mas que los correos electrónicos que abro una vez por semana. No es que no me interese o no lo valore, sino que no tengo tiempo. Yo ya tengo definido lo que me gusta de la vida: tener tiempo para el ocio que esta integrado por una gran cantidad de espectáculos, por el mundo de los artistas, por la lectura...Jamás cambiaría nada de esto por ponerme a chatear. Reconozco sus valores pero no soy dependiente.

 

Un lugar que ansias conocer...

Podría ser lo exótico de la China, me gustaría caminar por la Gran Muralla, cosa que todavía no he podido hacer, pese a la increíble cantidad de viajes que he realizado. Lo que a mi me importaba culturalmente y lo que me formó, que es la América Latina y la Europa que tiene que ver con nosotros, son los lugares que más he frecuentado y más me han aportado. Ahora viajo por pretextos determinados: a ver un campeonato de tenis, una ópera, un concierto o el debut teatral de alguien particular. Yo fui a Italia cuando Vittorio Gassman debutó en una obra de teatro. Soy capaz de correr fanáticamente detrás de ese tipo de cosas. Para ver una montaña o un paisaje no viajo más, me gusta lo que el ser humano crea, lo que ha construido.

 

¿Aceptarías algún ministerio?

Alguna vez he fantaseado con que la única proximidad que podría tener con algo político sería como funcionario designado directamente por una vía ejecutiva. Podría hacer cosas en el mundo del deporte, pero al mismo tiempo he aprendido prontamente que es imposible funcionar en la política de igual manera a como los periodistas desarrollamos nuestra ética, como una individualidad. Hay que funcionar dentro de contextos y adecuar lo que uno declara a los intereses del gobierno porque finalmente, es un trabajador del mismo y yo difícilmente podría tener ese tipo de obediencia. Tendría que marcarme índices muy altos de independencia para que aceptara. Le tengo muchísimo miedo a la burocracia. Por ejemplo, ahora me pidieron que tomara la dirección de la Radio Clásica de Argentina y he dicho que sí, pero con algunas peticiones. Esto fue hace varios meses y por supuesto, ese pedido no ha avanzado. No porque no haya voluntad, sino porque la burocracia se torna muy pesada. Después de tanto tiempo difícilmente creo que vaya a concretarse. Con estas pequeñas experiencias y la observación que tengo, la respuesta siempre sería que no. Por otro lado, me resulta un poco egoísta tener un lugar en la vida en el que siempre asuma la posición de la observación, la critica, la fiscalía y nunca la acción directa sobre los problemas. Hay una gran necesidad de la gente de creer en la honestidad.

 

Tanta información, ¿no desinforma?

Lo que llamamos información no es tal. Lo que los medios hacen en líneas generales, es un simulacro de información. Hay una profunda desinformación y lo que verdaderamente importa no lo sabemos.

 

Los premios.. en estantes o cajones?

Si yo viviera una segunda vida, una de las 4 o 5 cosas que corregiría sería la de los premios. Jamás recibiría ningún premio ni como excepción. Me he tentado al principio porque era joven y porque creía en ellos, otras veces porque las personas que premiaban componían cuestiones culturales muy respetables y uno siente una especie de obligación. No creo en los premios, jamás creo merecerlos y no creo que sean distribuidos justamente.

 

Si tuvieras la máquina del tiempo, ¿en qué siglo te meterías?

Hacia atrás, no me interesa nada de lo que viene del futuro. Los siglos XVIII y XIX me apasionan, la construcción del mundo moderno, todo lo que preparó lo que vivimos ahora. Amaría estar en el momento en el que Mozart dirigía y estrenaba una de sus obras, o estar una tarde en el circo romano. Ni hablar si me dieran la oportunidad de meterme en la maquina del tiempo y estar en el circo romano y saber que es lo que pasa en el año 2000... eso ya sería el bingo.

 

¿Qué libro llevarías a una isla desierta?

Es siempre muy difícil elegir entre un libro o una obra musical. Elegiría probablemente crimen y castigo de Dostoievsky porque es de los primeros libros que leí. Fue un impacto en mi vida, me gustaba la prosa que tenía, la temática y lo que psicológicamente jugaba. Raskolnikov no es un personaje del que uno se pueda olvidar. Posiblemente llevaría ese, pero me sentiría muy triste de todos los otros que dejaría. Eso si, me llevaría siempre libros que ya he leído y no libros por leer.

 

¿Cómo te llevás con el paso del tiempo?

Bien, estoy de buenas con la vida, me gustaría instalarme en los 50 años porque he sido el mejor tipo. En esta etapa está lo mejor de mi, tengo mejores relaciones humanas, soy mas humilde, soy mejor persona y disfruto de lo que me da la vida.

 

Un personaje injustamente olvidado...

Si tuviera que pensar en alguien...está lleno de autores, de libros o compositores, que no tienen el merecido reconocimiento. En este momento se me ocurre Alberto Mastra (por el guitarrista y compositor uruguayo de tangos), que debería tener más difusión. Recién vengo de un viaje en donde fui a ver la ópera “Le juif”, que habla sobre el antisemitismo y es una obra maravillosa que no tuvo mucho brillo a nivel mundial.

 

¿Qué sería del mundo si le sacan el fútbol?

Habría otro deporte que lo sustituiría. El tenis, o alguno que aún no se haya inventado. El hombre necesita de un espacio lúdico para poder continuar, necesita jugar, recrearse y lo hace a través del deporte.

 

Lo más importante en esta profesión...

La ética.

 

 

Definiéndose a sí mismo como “un periodista que relata”, Víctor   Hugo Morales lleva en sus 39 años de carrera una cualidad incomparable, ya que sus relatos se componen de color, metáforas y descripciones, que son un verdadero placer.

Nacido en Cardona, Uruguay, vive y trabaja desde 1981 en Argentina. Se inicio como locutor y operador en Radio Colonia a los 16 años y desde aquel momento, se ha impuesto como uno de los personajes más respetados del periodismo deportivo de nuestro continente.

Este uruguayo multifacético, poseedor de una cultura general y un carisma extraordinarios, conduce “Desayuno” un programa periodístico televisivo en canal 7, mientras que en Radio Continental realiza “Competencia” y “Por deporte”.

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