top of page

Tokio-Kioto

Julio 2018

Dia 1 . Tokio

 

El viaje de 28 horas me asustaba un poco, pero gracias a un pequeño upgrade de asientos, varias temporadas de series, una escala de 3 horas en Houston y la maravillosa química de los hipnóticos, se me hizo totalmente llevadero. Tampoco voy a minimizar las cosas: en esas diez horas a Houston, algunas más de espera y trece más hasta Tokio, me habían robado una noche, el desayuno era mi cena y cuando abría la ventana siempre había luz.

Había preparado el viaje con cierta dificultad y poco tiempo, pero si había cintura para bancarse las frustraciones y los cambios, nada podía salir tan mal. 

 

Eran las 2 de la tarde y después de hacer los trámites pertinentes (para lo que disponen de mucho personal que te asiste en las filas),recogimos las valijas del aeropuerto y fuimos a la oficina de Japan Railways (JR). Por ser extranjeros teníamos la posibilidad de comprar fuera de Japón un pase de tren que se vendía online para 7, 14 o 21 días, pero como nuestro viaje solo incluía Tokio y Kioto en 8 días, era casi lo mismo sacar los pasajes in situ. Me daba mucha inseguridad que no llegaran a tiempo a Buenos Aires porque de JR los mandaban en formato papel vía DHL y yo no había hecho el pedido con la anticipación necesaria (tampoco valía la pena hacerlo mucho antes porque tenían un tiempo para ser usados). 

Una vez en la oficina, sacamos los pasajes para ir al hotel en el tren de Narita Express hasta Shibuya, y compramos la tarjeta Suica (similar a la SUBE), que sirve para todos los viajes de metro y buses del país y tiene también otros beneficios como sacar bebidas de algunas máquinas y otras cosas que no leí del folleto. A esa tarjeta se le carga lo que uno necesite. A nosotros se nos fue la mano y cargamos 4000 yenes, al mejor estilo “tu ya sabes quién”, un monto que después nos dimos cuenta de que nos iba a alcanzar para viajar por Japón toda la vida. Pero en el primer mundo nada de estoes grave, porque al irnos nos devolvieron el importe menos unos 220 yenes que se quedan en concepto de  “jodeteporcargarmucho”, es decir que si te sobra ese monto en tu tarjeta ni te molestes en ir a devolverla. Esa tarjeta resultó muy necesaria para moverse por la ciudad. 

En la oficina de JR empezamos a ver un poco el tema de los pasajes a Kioto, pero nuestro tren hacia el hotel salía en 5 minutos y no había tantas frecuencias hasta Shibuya, así que lo dejamos para el día siguiente y corrimos hasta el anden. Siempre hay ofertas del Narita Express si sacas ida y vuelta. Recomiendo dejar también marcados los pasajes de la vuelta desde la estación donde se lo tomen (tiene paradas en Tokio, Shibuya, Shinjuku, hay que fijarse desde el hotel que reservaron cuál es la mas conveniente), porque así se puede calcular bien el tiempo hasta llegar al aeropuerto. Resumiendo: si el vuelo sale a las 6pm y hay que estar 3 horas antes y el Narita Express tarda 1.15 horas, hay que dejar marcado el billete para salir a la 1.30pm y no salir corriendo como nos paso a nosotros.

 

Nos quedaban muy pocos minutos hasta que saliera nuestro tren y no nos dio para alquilar el aparatito de wifi. Acá si te dicen 14.44 mas vale que estés arriba del tren. El viaje en el express desde Narita fue cómodo y tardamos poco más de 1 hora en llegar a Shibuya, nuestra estación. El paisaje transcurría entre torres enormes de electricidad y campos verdes sembrados de arroz. En un momento, el verde desapareció dándole lugar a pequeños pueblos sin gracia de cada lado de la vía y terminamos surcando túneles subterráneos con infinidad de carriles y andenes.

IMG_8747.jpg
IMG_8757.jpeg

Tokio tiene el sistema de transporte urbano más complejo y extenso del mundo, conmás de 500 estaciones, varias líneas de trenes y subtes, cuyos mapas me resultaban laberínticos cuando planificaba el viaje desde Buenos Aires. Al bajar en Shibuya Station (a no asustarse porque los trenes van diciendo las paradas en japonés e inglés) nos quedamos desconcertados en medio de la estación cual Rosa de Lejos con su valijita llegando desde Paysandú a Retiro. El mapa de las líneas de todos los colores que se entrecruzaban eran un enredo indescifrable. Empezamos a caminar hacia una de las 16 salidas que había hacia el exterior. Una a una plaza, otra a un shopping, otra decía central, otra a una línea de tren y eso que nuestra estación no era la peor de todas: Shinjuku estaba considerada la más concurrida del mundo con 200 salidas (alguna llegará hasta el otro lado del planeta?).

El piso estaba señalizado con flechas celestes para un lado, blanco para el otro, amarillo para los no videntes (con relieve, obvio) y un poco copiando lo que hacía la gente y otro poco preguntando, sentimos que el caos empezó a tener cierto orden. Estábamos rodeados por millones de personas que caminaban en todas las direcciones. Nos decidimos por la que decía “central” y salimos a la luz del día. El calor húmedo se apoderó de nuestras mentes y almas y arrastrando las valijas, cruzamos sin chocarnos con nadie, uno de los lugares más emblemáticos de Tokio junto a miles de transeúntes hasta llegar al hotel Excel, ubicado a pocos metros de la estación. El hotel no era la gran maravilla pero estaba bien. A la recepcionista el ingles le costaba bastante, por lo que estuvimos un tiempo extra tratando de explicar cuándo nos íbamos y qué necesitábamos hasta que por fin nos fuimos al piso 12, con el neón al alcance de la mano.

 

Desde nuestra ventana podíamos apreciar el cruce de peatones más ordenado y multitudinario del mundo. En ese punto confluyen seis calles (Scramble Kousaten)y se concentran más de mil personas a la vez caminando sin chocarse. Se estima que al día pueden atravesar alrededor de un millón de personas. Hacé esto mismo en una calle de India y tenemos cientos de muertos. Me resultaba hipnótica la hermosa coreografía que formaba la gente caminando en todas direcciones que se repetía con la intermitencia de cada semáforo, en la cual la danza humana era cada vez distinta.

Nos pusimos ropa para sobrellevar los 37 grados y fuimos a dar una vuelta por el barrio. Sabíamos que el jet lag nos iba a cobrar la factura, pero íbamos a hacer hasta que el cuerpo dijera basta.

En la habitación teníamos disponible un teléfono con 4G para usarlo durante nuestra estadía. Era un dispositivo básico, un poco lento, pero nos vino bien los primeros 2 días, además Martin tenia un chip prestado que funcionaba bastante bien en Tokio. Pero lo mejor es alquilar en el mismo aeropuerto de Narita un dispositivo que te provee wifi portátil por los días que estés en Japón, porque aunque el hotel te ofrecía el chip del celu, era un poco lento. El wifi es algo que se usa muchísimo (diría que es imprescindible) para moverse por las ciudades sin estar preguntando, ya que mucha gente no sabe hablar ingles, y nos fue útil para hacer las rutas a pie, para mostrar la pantalla a los taxis, para buscar restaurante, para armar las combinaciones de los subtes, encontrar negocios, etc. Es un presupuesto que se debe sumar como obligatorio.

DSC_7379.JPG
DSC_7784.JPG
DSC_7430.JPG
DSC_7790.JPG

El barrio Shibuya prometía una sobredosis para los sentidos. Era la máxima expresion de la modernidad en lo que a luces de neón se refiere. In your face Time Square. El lugar perfecto para que al volver a casa sintamos la paz interior y la felicidad de vivir en el culo del mundo.

La zona de Shibuya no es una experiencia placentera para quienes sufran de agorafobia. Hay gente por todos lados y para todos lados, pero en la calle todo saben para qué lado hay que caminar y si te metés en el incorrecto serás arrollado por las marea.

Apenas salimos del hotel, vimos en la esquina un lugar lleno de maquinitas y entramos. Era un pachinko, un espacio enorme de varios pisos que hay por todo Tokio pero especialmente en esa zona, con máquinas multicolores y muy ruidosas que abren las 24 horas. Estaba al mango de gente adulta, la mayoría vestidos con camisas blancas y pantalones negros (salarymen), fumando, gesticulando y mirando las pantallas que parecían poseer sus mentes. Era muy bizarro y yo no pude soportar más de 5 minutos por el humo y el ruido. El juego era una mezcla de pinball y tragamonedas de las que tenías que sacar 3 números o dibujos iguales (bar-bar-bar pero con dibujitos tipo animé). Como en Japón el juego por guita está prohibido, te daban el premio con unas fichas, que una taquilla a la salida “ajena al negocio” te canjea por efectivo. Serán muy estrictos, pero donde está metida la mafia (juego y sexo) hay una puerta trasera para sacar la mugre.

Hablando de mugre,la limpieza essuperlativa a pesar de no haber tachos de basura en casi ningún lado. La razón es que en 1995 sufrieron un atentado con gas sarín en el  (by the way, hace unos días condenaron al cerebro de la secta Verdad Suprema a la pena de muerte y creo que ya es boleta porque su cara aparece en todas las TV de los subtes). En la calle había muchísima gente usando barbijos y los negocios disponían de grandes góndolas dedicadas al tema. Todo el tiempo se ve gente caminando con el celular en la mano sin ningún temor a los arrebatos. Lo mismo vimos con las bicicletas: la estacionan, se bajan y se van a hacer lo que tienen que hacer. Que lindo.

IMG_8787.jpeg
IMG_8784.jpeg

Tokio se extiende verticalmente, en cada edificio hay infinidad de negocios diferentes. En el piso 1º un café, en el 2º un bazar, en el 3º un restaurante de sushi, en el 4º otro de carne, en el 5º una casa de cambio, en el 6º un negocio de ropa y en la mayoría de ellos no lograba dilucidar el rubro porque los carteles estaban en japones. Mi curiosidad persisió hasta que el cuello empiezó a sentir lentamente una leve contractura.

Entramos a un local donde sólo ofrecían maquinas con ganchos para pescar premios, una pegada a la otra, con trofeos principalmente de peluche. En nuestro país estamos acostumbrados a ver entusiasmados a los más pequeños, pero en Tokio ese tipo de locales es frecuentado por adolescentes y adultos. En el país nipón el tema del peluche no es joda y forma parte de la cultura Kawaii. Es dificil de creer que hay restaurantes que ofrecen peluches a los clientes que comen solos o que una agencia especializada ofrece sus servicios para mandar a los peluches de vacaciones, pero aunque usted no lo crea, acás tiene su público.

 

La palabra kawaii significa tierno, simpático, hermosoy representa el concepto de parecer, tener el aspecto o actuar como un niño. Las personas consideradas como kawaii son inocentes, tímidas, caminan y se sientan como si fueran niños y visten ropa más infantil. Hello Kitty, lo llevó a tener una gran relevancia comercial, y las empresas ni lerdas ni perezosas, comenzaron a crear productos llenos de ternura y encanto, sin importar lo que fuesen una frurillita, un gatito o un cupcake con arcoiris.

shinkuju.jpg
IMG_9333.jpeg
IMG_9342.jpeg
111111.jpg
DSC_7384.JPG

Cada tanto, en medio de enormes edificios, había un santuario rodeado de árboles con algún devoto haciendo las reverencias pertinentes. Eran como  pequeños oasis en medio de la jungla de cemento.

Las 19.30 y el cuerpo ya nos estaba recordando que no habíamos dormido y que para nuestro reloj biológico eran las 7.30 am (12 horas de diferencia para adelante). Me acordé que cerca del hotel había una zona llamada Golden Gai con bares y restaurantes. Pero como no había llevado lo que tenía escrito para el viaje ni le había sacado fotos, me acordé mal y resultó que Golden Gai quedaba a 4 km, en el barrio Shinjuku. Ya no podía pensar en nada más. Empezamos a caminar pero cada vez se hacía más presente el malhumor del cansancio y las miradas amorosas entre nosotros comenzaron a transformarse en un laputamadrenotengoganasnidecenar.

 

Finalmente se nos activó una neurona funcional y decidimos tomarnos un taxi. El coche tenía asientos con fundas bordadas tipo encaje. Después de ver sobre una avenida una fila con todos los choferes durmiendo echados hacia atrás, encontramos uno que paró y las puertas se abrieron para nosotros. Que ni se te ocurra abrir o cerrar las puertas en los taxis porque son automáticas y te miran con odio, y además hay que acostumbrarse a subirse en el sentido contrario al que conocemos, porque manejan a la inversa. Como las calles no tenían nombre, era importante tener identificado algún lugar. El taxista no sabía nada de inglés pero le mostramos el google maps y puso sus manos enguantadas (literal) al volante para dejarnos 20 minutos más tarde en el barrio vecino de Shinkuju, a unas pocas cuadras de nuestro destino.

Golden Gai es un laberinto de callejuelas con casas de madera estrechas que aún resisten junto a los grandes rascacielos coronados por carteles de neón. Después de la II Guerra Mundial en esta zona comenzó a funcionar el mercado negro y en sus calles se multiplicaban las prostitutas en busca de clientes. En un país que había quedado tremendamente devastado, cubierto de cenizas, con una deficiente red de agua y electricidad, con los negocios destruidos y la mayoría de la gente sin trabajo, era imprescindible conseguir algo de yenes para sobrevivir y en los mercados negros, la gente vendía todo tipo de cosas personales.

Actualmente en unas pocas cuadras hay unos 200 bares minúsculos, algunos de 3 o 4 sillas llamados izakayas, que sobrevivieron a la voracidad inmobiliaria de Shinjuku. Pero esta resistencia no fue fácil. En 1986 se produjo un incendio sospechoso (la mafia Yakuza parece que estaba involucrada porque tenían grandes proyectos inmobiliarios), por lo que se creó una asociación para proteger el área y no dejarse intimidar. Los incendios siguieron, pero los dueños continuaron sirviendo bebidas en los puestos quemados.

La mayoría son bares que están concentrados en 6 callejones, manejados por los más jóvenes de la familia que modernizaron los menús y la oferta de tragos y algunos son temáticos. Pero no en todos los izakaya son bienvenidos los turistas: vimos que algunos de ellos ostentaban en una puerta diminuta el letrero “members only”, pero siempre se puede preguntar.

A la hora de salida de oficinas, el lugar se llena de hombres casi uniformados que se emborrachan y caminan abrazados en zigzag (ver @shibuyameltdown).

IMG_8846.jpeg
IMG_8856.jpeg
IMG_8829.jpeg
IMG_8861.jpeg
IMG_8835.jpeg
IMG_8817.jpeg

En Tokio se toma mucha cerveza, shochu (un destilado parecido al vodka que elabora principalmente con cebada), sake (hecho a partir del arroz)o whisky, y la comida es estilo tapas pero con algas y bichos del mar. Dimos varias vueltas pero no nos convencía ninguno, y el único que tenía un poco de pinta estaba lleno y cuando le pedí al encargado para entrar no me dejó. Lo que más me desanimaba era ver a la gente fumando adentro de esos sucuchos minúsculos, porque aca está permitido a menos que se explicite la prohibición en la entrada.

 

Wifi en mano, nos fuimos a un restaurante cercano especializado en tempura llamado Tsunahachi.

Cada vez que entrábamos a un restaurante o un negocio se escuchaba algo así como un saludo larguísimo hacia los clientes. Tuve que buscarlo para ver si nos estaban puteando por algo o estábamos bien. Irasshaimase significa bienvenido, en qué puedo ayudarte y lo dicen como una invitación para entrar y es unilateral, es decir que no esperan respuesta, así que yo con les regalaba mi mejor sonrisa. Cuando te vas te dicen “arigato gozaimasu” (muchas gracias), siempre estirando la última vocal.

 

El lugar tenía muy buena pinta y nos acomodaron en una barra al lado del chef, un hombre grande vestido de un blanco inmaculado que esgrimía el cuchillo y el arte de la fritura con una elegancia difícil de imaginar para quienes manejamos sartenes con aceite. Atendía a sus clientes de a uno por vez, por eso nos habían hecho esperar un rato antes de acomodarnos. Yo pedí tempura de vegetales que venía con shitakes, berenjenas, chaucha, choclo baby, zapallito y Martín todo del mar. Olvidate de lo que conocés como tempura fuera de las fronteras japonesas. Los rebozados eran delicados, nada aceitosos, casi etéreos. El hombre nos enseño cuál iba con salsa de soja, cuál mojada en sal marina y cuál en wasabi molido. Muy recomendable.

Hay que tener en cuenta que en algunos restaurantes, los que no son tan turísticos no acepran tarjeta de crédito, por lo que recomiendo tener siempre un poco de efectivo. Otra cosa importante es que no se deja propina porque está mal visto.

Nos tomamos el subte, tiramos la ropa al piso (perdón Marie Kondo) y caimos rendidos sin tener alguna noción del momento del día que el cuerpo estaba registrando.

Día 2. Tokio

La mejor forma de conocer la ciudad es dividiéndola por barrios. Cada uno es como una mini ciudad, de la que apenas podíamos ver algunas pocas calles.Algunos tenían lugares más interesantes que otros, pero era una buena forma de poder planificar el día a día. 

Siguiendo los consejos de algunos viajeros de la web, había planificado ir a Tsujiki, el mercado del pescado má grande e importante de Tokio, el día después de la llegada para aprovechar el madrugón al que indefectiblemente estás condenado. A las 5.30am en este mercado se hace el famoso remate de atunes, pero por la enorme demanda que hay para presenciarlo, se organizaron 2 turnos de 60 personas cada uno a los que hay que llegar 2 horas antes para anotarse.

 

Después de pensarlo mucho y de leer en blogs que era interesante pero que la previa de estar desde las 3am para que el show dure unos 15/20 minutos no era tan redituable, decidimos omitir este paso e ir directo al mercado para recorrer los puestos cincundantes. Mucha gente se quedaba después del remate a desayunar en los puestos de sushi que pululan alrededor, pero nosotros al tener un desayuno increible en nuestro hotel, llegamos a eso de las 9 pensando que podríamos recorrer y sacar fotos dentro del mercado.

 

El tema era que después del remate, el mercado quedaba abierto sólo para mayoristas, no te dejaban pasar y era imposible colarse (si te estás preguntando si lo intentamos, la respuesta es afirmativa). Había una docena de carritos elevadores entrando y saliendo a una velocidad inusitada, algo dificil de entender porque la mayoría iban vacios de mercadería, pero eran más peligrosos que los autos del GTA. Por el mercado de Tsukiji pasaban la mayor parte de los pescados y mariscos antes de convertirse en sushi.Trabajaban 20 mil personas y vendían unas 2500 toneladas de pescado diario, con 40 mil compradores ávidos de pelear los precios. 

DSC_7571.JPG
IMG_8901.jpeg

Dimos vueltas por los alrededores, donde hay puestos de comida y pinchos variados de bichos marinos, cuchillerías, puestos de algas y artículos para hacer sushi, adornos… pero como faltaba bastante para las 11 que era la hora permitida, nos fuimos caminando hasta el barrio de Ginza.

Hacia un calor de locos. Por suerte en las calles tokiotas abundan las maquinas expendedoras que nos proveian de agua sin restricciones y con tanto líquido pudijos constatar que los baños públicos estaban más limpios que los de mi casa y hasta te daban ganas de cuidarlos. 

Hablando de inodoros, después de haber visto algunos en este país empecé a  preguntarme si estaré valorando lo suficiente este objeto de vital importancia.Sentarse en un inodoro en Japón no era pensar si ibas a hacer el numero 1 o el numero 2. Acá tenías que pensar qué y cuántos botones ibas a apretar. De todos modos, cualquiera de las funciones que tenían me resultaban una genialidad. Los inodoros venían con calentador de asiento (me apunto con este para el invierno), música (se terminó el tema de abrir la canilla para disimular ruidos incómodos), chorrito de limpieza (para cuando el papel no es suficiente y además se puede elegir el chorro tipo spray o común, frío o caliente),  tenían reloj (no más excusas ni llegadas tarde), un boton con aromatizador (adiós a los viejos fósforos) y encima eran autolimpiantes. Quería llevarme uno para casa!!

IMG_9297.jpeg
IMG_9329.jpeg

Volviendo al tema, Ginza y Omotesando, son dos de los distritos que albergan la mayoría del lujo con marcas como Issey Miyake, Shiseido, Hermes, Prada, Armani, Bulgari, Vuitton, Chanel o tecnológicos como Sony, Nissan, Seiko, Canon, Nikon, Yamaha, Apple, en los que el metro cuadrado cuesta una fortuna. Los edificios son altos, con estilo y algunas de las fachadas con mucho diseño y si la intención es ir de compras, habría que dedicarle un par de horas ya que el edificio de Gucci era de 7 pisos, el Uniqlo de 12. Leí que los domingos muchas de sus calles se hacían peatonales y que estaba bueno comer ramen o sushi en el callejón Yurakucho o picar cositas en los trucks de la calle. Además estaba el Tokyu Plaza Mall con una arquitectura vidriada muy moderna que quería conocer, pero ese día no nos daban los tiempos.

Fuimos al Sony Building y nos quedamos admirando un perro electrónico que ladraba y se agachaba cuando le hacías caricias. En Nissan vimos los autos eléctricos que se vienen, dimos vueltas por algunas avenidas, mirando para arriba porque están los edificios más altos de la ciudad.Por a los terremotos, los edificios no se pueden tocar entre sí, por lo tanto siempre hay un pequeño hueco entre uno y otro. 

 

Pasamos por el teatro Kabuki-Za, el único del mundo especializado en Kabukiy que a pesar de haber sido reconstruido en el 2010 conserva la arquitectura más tradicional, y este edificio era el punto de inter

 

és más destacado del barrio, el resto eran edificios y shoppings o tiendas de lujo, así que a las 11 encaramos la vuelta al mercado de pescado. Ví que lo iban a cambiar de lugar, así que es mejor consultar dónde está.

DSC_7511.JPG
perri

Cuando llegamos estaban desarmando todo y pasando la manguera por donde antes se retorcían anguilas y crustáceos. Igual nos metimos por los pasillos y dimos unas vueltas por los alrededores, donde hay negocios de hierbas medicinales hasta puestos de erizos y pinchos con moluscos que desconocía. El más famoso era el Daiwa sushi, pero había mucha gente y nos sentamos en un bolichito que nos pareció lindo y que tenía unas fotos de combos de distintos tipos de piezas: con atún, con erizo, con salmón.

 

El tema es que yo al no comer pescado lo único que tenía era un sushi que consistía en un masacote seco de arroz con huevo tipo omelette arriba espantoso (#pateamelaespalda). A Martín tampoco le gustó mucho el estilo, porque este era sushi posta, nada de palta ni Philadelphia, ni salsa Buenos Aires para mojar el arroz. Yo me imaginaba que los japoneses comían sushi todos los días (como Lu que estaba convencida de lo mismo pero con las sirenas), pero son más del club del ramen. De todos modos tiene sus fans y hay lugares como Sukibayashi Jiro Honten al que sólo se accede desde la estación de subte de Ginza, donde caben diez personas en la barra y hay que esperar tres meses para encongtrar lugar. Sale por 300 euros degustar 20 piezas de sushi. Lo nuestro fue bastante más modesto. 

DSC_7561.JPG
DSC_7526.JPG
tuna-3637244.jpg
tokyo-3391642.jpg
tokyo-3391643.jpg
11111.jpg
DSC_7578.JPG

Nos tomamos un taxi a Oidaba, una isla artificial ganada al mar, moderna y tecnológica y con muchos centros comerciales (también está la sede de TV Fuji, el Museo Nacional de Ciencias Emergentes e Innovación, el Museo de Ciencias Marítimas, el Aqua city y el Tokyo Joypolis con atracciones de realidad virtual), pero nosotros queríamos ir al museo digital en el Mori Building: el Teamlab Borderless. Este complejo moderno era un centro de entretenimiento enorme que incluía hasta una rueda gigante. Cuando quisimos comprar las entradas el pibe se mató de risa y dijo que había que sacarlas con 2 o 3 meses de anticipación y que no teníamos chances, pero que podíamos ir a otro parecido y del mismo estilo pero con menos gente, que se llamaba Teamlab Planets. Frustrados, atravesamos el centro comercial Venice para tomarnos el tren.

 

Todo lo que tenía planificado para hacer en Oidaba y alrededores nos quedó pendiente. No fuimos a ver a la estatua del robot más grande del mundo: el Unicorn Gundam (quien vaya que me cuente) Todos los días a las 11:00, 13:00, 15:00 y 17:00 horas el Gundam cambia de modo Destroy o Destroy Mode a modo Unicorn o Unicorn Mode. Además, cuando cae el sol, el Gundam está perfectamente iluminado y a las 17:30, 20:00, 20:30, 21:00 y 21:30 horas hay un pequeño espectáculo de luz y sonido, con música de Gundam y proyección de imágenes relacionadas. El edificio de Fuji TV está iluminado desde que cae la noche, pero el espectáculo de luces empieza a las 19:30. Dura unos 10 minutos más o menos.Tampoco fuimos a la librería artística que hay cruzando el puente en la isla de Tennozu que se llama Pigment y que en las fotos parece espectacular.

DSC_7592.JPG
DSC_7598.JPG
DSC_7613.JPG

Cuando llegamos al Teamlab planets nos hicieron dejar los zapatos y pertenecias (menos cámaras y teléfonos) en un locker y arremangarnos los pantalones. Eran 7 espacios distintos, cada uno sorprendente en sí mismo. No quiero contar nada ñporque hay que hacer la experiencia. En este, en el más grande, en ambos, pero lo pongo como un lugar imprescindible para conocer en esta ciudad.

En un estado de felicidad nos fuimos para el barrio por si nos agarraba el cansancio repentino. En cada viaje de subte, el que no estaba mirando su teléfono estaba durmiendo (sentado o parado), o espiaba el celular de su vecino. En todos los transportes públicos había que tener los celulares en silencio, y no estaba permitido hablar en voz alta (otra gran contradicción con lo que se vive saliendo al mundo exterior).

IMG_8885.jpeg
IMG_0237.jpg
IMG_0256.jpg

Cuando se prendían las luces sn Shibuya y empezaba a anochecer, era como si te metieran adentro de la película de Blade Runner. La ordenada marea de peatones se mezclaba con los carteles luminosos que emitían sonido en sus enormes pantallas led, casi siempre con algún grupo de J-Pop en las que chicasd y chicos se vestían y peinaban de un modo particular. Era un momento en el que la sobredosis empezaba a maniobrar tu cerebro.

Shibuya era un barrio netamente comercial, con una zona de bares, boliches y de “love hotels” o telos en criollo. En esta ciudad de viviendas pequeñas y alquileres imposibles de pagar, muchos jóvenes están obligados a vivir con sus padres. Los telos tienen una decoración kitch y muchas luces de neón. Algunos son castillos, otros tienen forma de platos voladores. La mayoría están en el barrio de Dogenzaka y dicen que se puede elegir habitación de Hello Kitty, disfraces para parecer lolitas, otros inspirados en el animé o hay los que tienen baños de paredes transparentes, para poder ver al de la habitación contigua.

DSC_7805.JPG
DSC_7801 2.JPG
DSC_7811.JPG

Era el horario de salida de los salaryman, todos vestidos igual. Si tuviera que poner una fábrica en esta ciudad, sería de camisas blancas. No puede fallar. Entramos a algunos negocios, todos de muchos pisos, algunos de bolucosas imprescindibles para la vida cotidiana. Me llamó mucho la atención el tema de la estética. La oferta de cremas protectoras para la piel, productos para hacerse rulos sobre el pelo más lacio del planeta, afinarse la nariz, cambiarse el color y la forma de los ojos simulando a los dibujos de los animés competían en la góndolas por ocupar el mejor espacio.

 

 

En Japón se puede pedir tax free que es el 8% y te lo descuentan a la salida, pero para eso hay que andar con pasaporte. A la hora de cenar ya nos estaban escaseando las fuerzas como para arreglarnos, tomar un taxi e irnos a un restaurante lejos del hotel por más recomendado que estuviera. Miramos en zona y encontranmos a unas pocas cuadras uno especializado en teppanyaki y bien rankeado. Se llamaba Ten y estaba adentro de un edificio. Nos sentamos en la barra (donde había que estar) y el chef nos hizo un show de carnes, fuegos y verduras digno de admirar. Una pegada porque todo estaba super rico.

IMG_9175.jpeg
IMG_9178.jpeg

Día 3. Tokio

 

Nos tocaba un poco de cultura y nos fuimos a visitar el tempo budista Senso-Ji, que era el más antiguo de Tokio, en el barrio de Asakusa. Todo el complejo había sido reconstruído en 1958 porque original quedó destruído por los bombardeos durate la Segunda Guerra Mundial. Dedicado a Kannon (no es de la familia de las máquinas de fotos), tenía en la entrada una puerta impresionante, de la cual colgaba la lámpara de papel más grande de todo Japón (4 metros de alto y 700kg). El verdadero nombre de la puerta, que aparece grabado en la parte trasera de la lámpara es Fūraijinmon que significa Puerta de Fūjin y Raijin, los dioses del viento y del trueno representados a los costados. 

La calle comercial que hacía de pasillo de entrada al templo se llamaba Nakamise. Estaba lleno de puestos de souvenires típicos (kimonos, yukatas, abanicos, golosinas, réplicas) y llegaba hasta la puerta de entrada del complejo  Sensō-ji: la Hozōmon o Puerta del tesoro. Era el hogar de los dos guardianes de Buda y del templo: Ungyo  y Agyo, representados con la boca cerrada y la boca abierta respectivamente.

El hon-dō suele ser el edificio principal de un templo budista, y aloja las estatuas más importantes, las reliquias y los objetos de culto. En este caso tenía la pintura del dragón y el ornamentado interior en el que se guardaba la estatua del Bodhisattva (buda) Kannon (de la compasión).

 

Cuenta la leyenda,  que la estatua fue encontrada en el año 628 por los dos hermanos Hinokuna mientras pescaban en el río Sumida, en Asakusa. Aunque trataron de regresarla al río en varias ocasiones, la estatua siempre volvía, por lo que decidieron llevársela a su casa. Al escuchar lo que había sucedido, el jefe del pueblo, Haji Nakatomo, decidió que tenía que convertirse en un devoto creyente de Bodhisattva Kannon,el buda más caritativo, enviado para aliviar las miserias de los humanos en la Tierra, e hizo los votos de sacerdote budista, reconvirtió su hogar en un templo y se pasó el resto de su vida practicando el budismo. La historia es más larga, pero yo llego hasta acá.

La pagoda de 5 plantas fue construida en 1648 y sobrevivió al Gran terremoto de Kantō de 1923, pero al igual que el resto del templo, fue destruida durante los bombardeos de 1945 y reconstruida en los años sucesivos. 

Dejo un link con una breve historia de Japón.

DSC_7866.JPG
DSC_7844.JPG

En la actualidad, las religiones mayoritarias en Japón son el sintoísmo y el budismo. Justo al lado del templo principal budista de Senso-Ji y mucho más sencillo (tenía una entrada o Torii pequeña, había una fuente para purificarse y un edificio modesto que permitía ver el interior desde la entrada, era el santuario sintoísta Sanja-Sama (de los 3 dioses).

La palabra sintoismo significa “el camino de los dioses” y es una religión animista sin escrituras ni dogmas. Se basa en que todo lo que está en la naturaleza tiene su espíritu y está representado por una divinidad. Por eso hay un dios para una montaña, un río, un árbol. Estos dioses son invocados durante los rituales para fomentar la prosperidad y la paz. El sintoismo tiene como su mayor principio a la pureza y todos los actos que hacen a un hombre impuro, son una falta de respeto hacia los dioses. Si estás enfermo, herido o lloraste, no podés visitar un templo porque estás considerado impuro.

La entrada a cualquier templo sintoista se hace a traves de un Torii, el portal que separa el mundo de los mortales del de los dioses. Antes de entrar, hay unos cuencos o fuentes para lavarse las manos y la boca, para lo cual hay que poner agua en el cucharón, verterla en una mano y pasarla a la otra, acercarlo a la boca y enjuagarla. Tomar agua del cucharon es un error y no se debe hacer. Otro elemento purificadoir es el fuego, que en el santuario se traduce en el humo del incienso. La gente se acerca al lugar donde estan los palitos encendidos y atrae el humo hacia el rosto o hacia el punto del cuerpo que le duele.

Muchos templos estan protegidos por los Koma inu, las estatuas de perros - leones. Para comenzar la oración se debe hacer una ofrenda de dinero en una caja, tocar la campana 2 veces sacudiendo una larga soga para saludar al dios y al retirarse, hay que reverenciar 2 veces, aplaudir adelante del pecho dos veces como simboilo de felicidad y respeto y mantener las manos juntas expresando en silencio, gratitud y oración. Vimos que varios fieles hacían todo el ritual junto. Todo un trabajo.

DSC_7448.JPG
DSC_7454.JPG
DSC_7951.JPG
DSC_7867.JPG
DSC_7853.JPG
DSC_7877.JPG
DSC_7873.JPG
DSC_7878.JPG
Senso-ji_Kaminarimon_Laterne.jpg

Caminamos un poco por los jardines del templo y llegamos hasta el río Sumida, desde donde se ve el edificio que en 1989 diseñó Phillip Stark para una marca de cerveza (Asahi Beer). Lo que quiso hacer el arquitecto era un edificio que asemeje una jarra de cerveza dorada con espuma y al lado la Flamme D’Or o llama dorada, una escultura de 360 toneladas, pero a los japoneses no les gustó mucho la cosa y parece que no se andan con metáforas. Entre ellos lo llaman el “edificio de mierda”.

Recorrimos las calles del barrio de Asakusa, mucho más tranquilas y despojadas de las enormes moles de vidrio. Entramos a la tienda Don Quijote para ver precios de cuchillos y regalos, y de ahí a la calle Kappabashi, especializada en bazar y cuchillos de todo tipo. Yo miré un poco y me aburrí porque para Martín era como estar en Disney. Me tendría que haber ido a comer uno de esos panqueques fluffy que quedaba cerca (café Benizuru) pero me quedé observando a los otros compradores. Seguramente habría algunos chef porque escudriñaban los cuchillos como si fueran obras de arte.

 

Como el estudio de mercado se estaba haciendo un poco extensivo, me fui a dar unas vueltas por la zona. Lo que más me llamaba la atención eran los “sampura”, que son las reproducciones comidas hechas en silicona. Algunas engañan y parecen verdaderas y otras son simplemente bizarras. 

Finalmente salimos sin ninguna compra pero con mucha información sobre filos, mangos, estilos y precios.

Cerca estaba la SkyTree, la torre de radio más alta de Japón pero no nos dieron ganas de subir y seguimos caminando hasta Akihabara, el barrio de la electrónica y el animé. Se lo conoce también como Akiba o la ciudad electrónica,y es la meca de los otaku.

Este término se usa como un sinónimo de nerd o friki, y son aquellos que tienen afición por los videojuegos, el animé, el manga, el J y K-Pop (uno de Japón y otro de Korea) y por supuesto, la industria del ocio los considera a los otaku como uno de sus principales targets.

Akihabara era inconfundible, con sus edificios empapelados de animé, negocios inmensos de electrónica, los maids café y las chicas que te invitaban a pasar en la calle, locales de maquinitas con premios que van desde llaveros de todo tipo o figuras de personajes de manga, sexshops y muchas luces en todos lados. Pero vayamos por partes como dijo Jack.

DSC_8043.JPG
DSC_8040.JPG
DSC_8038.JPG
DSC_8035.JPG

Era sábado y había mucha gente en todos lados. Para ver electrónica entramos a Yodobashi Camera con sus 9 pisos, cada uno con su especialización y del tamaño de una cuadra. Los carteles colgaban del techo de un modo imposible de abarcar. Las pantallas prendidas, el ruido, los robots que andaban de acá para allá, drones, celulares, accesorios, computadoras, cámaras, electrodomésticos. Dimos vueltas viendo gadgets que no sabíamos para qué servían, subimos y bajamos pero me resultó muy abrumador. Sin duda vale la pena ir a ver semejante concentración tecnológica y especialmente si estás buscando algo específico. Yo estuve por comprar un cargador de pilas y cuando lo estaba mirando para saber el voltaje, un tipo de atrás me dijo: dejalo, que en el Carrefour lo compré más barato hace unos días. Con la mochila vacía salimos a dar vueltas por el barrio. 

Por la calle pasaron unos karting con gente vestida a lo Mario Bros. Después supe que una empresa alquilaba juegos de carreras a lo Mario Kart de Nintendo, previa elección del disfraz de uno de sus personajes. 

Entramos a Mandrake una cadena especializada donde había desde cómics independientes, manga infantil y animé pornográfico (hentai). Tenían muchos artículos de colección y una zona donde había muñecas articuladas, alas que vendían desnudas para que su dueño pudiera vestir y ponerle el pelo que quisiera.

Casi en cada cuadra había unas chicas ataviadas con sugerentes vestiditos de sirvienta(cofia, medias por arriba de la rodilla, delantal y minifalda) que invitaban a pasar a los maid café. Con una voz finita algo irritable, se presentaban repartiendo folletos como chicas obedientes, dulces e infantiles. Su trabajo eraestablecer una relación amistosa con el cliente, siempre con un dejo de sumisión, llamándolo "amo" al darle la bienvenida. Leí que adentro del café todo era kawaii , todo risitas y algunas jugaban a piedra, papel o tijera o a los videojuegos.

En la cultura del manga, las sirvientas representan a la mujer ideal: atractiva, servicial y extremadamente tierna y a los otakus se ve que les hace ilusión interactuar con una versión real de esos personajes de ficción que tanto idealizan. La verdad es que entrar era como en el truco “pagar para ver” y habíamos leído que te mataban con los precios, por tanto pasamos de largo.

muñecas.JPG
yodoba.JPG
IMG_0163.jpg
IMG_0245.jpg
IMG_0241.jpg

Nos fuimos a conocer M’S Pop Life Department,el sex shop de 7 pisos que en todos los blogs decía que era algo digno de conocer. Yo quería ver en el subsuelo las máquinas expendedoras de ropa interior femenina usada, porque no lo poía creer. No me imaginaba que alguien pudiera pagar por una bombacha sucia o palometeada y leí que era una forma en que las adolescentes juntaban plata para poder seguir consumiendo. 

 

La población de Japón es la más vieja del mundo y la perspectiva es que el número siga creciendo, porque a los jóvenes no les interesa tener relaciones sexuales, ni pareja o descendencia. En una encuesta que leí de la BBC, en un grupo entre 18-34 años, el 42% de los hombres y el 44% de las mujeres solteras dijeron ser vírgenes.Trabajan muchas horas bajo una gran exigencia y ese estrés se traduce en altos índices de suicidios o en el síndrome de celibato sexual. La realidad es que el mercado japonés se las pone fácil y les ofrece una amplia gama de opciones para suplir tales carencias.En un país donde dicen preferir su propia independencia, la tendencia es evitar los problemas que pueda ocasionarles una relación afectiva y se vuelcan a tener satisfacción en soledad.

 

Recorrimos cada piso asombrados por la cantidad de objetos, algunos que no entendíamos para qué se usaban. Tengaera como la marca furor con su lema “masturbate better” y todo tenía un packaging increible (algunas cosas venían adentro de huevos, otras tenían ilustraciones del Mundial de Fútbol y hasta de gatitos). Había mucha gente comprando y otros curioseando como nosotros. Uno de los pisos tenía las góndolas de muñecas inflables (love dolls) y en el medio de tanta caja con dibujitos había unas que eran nenas.NENAS!! Qué les tiene que pasar en la cabeza para elegir eso? Para ofrecerlo? Hay muñecas que pueden llegar a costar 6 mil dólares a las que se puede elegir el color de piel, de ojos, pueden reírse y jadear. Las love dolls en muchos casos pasan a ser parte de la vida de sus compradores: las visten, las llevan de paseo o les preparan la cena. 

En el país donde menos sexo se practica del mundo, la pornografía es algo que está al alcance de todos. En cualquier supermercado había cómics pornográficos mezclados entre otras revistas de teenagers y los dibujitos de chicas con tetas gigantescas y aniñadas estaban por todos lados. 

En esta ciudad casi todos los productos estaban promocionados con dibujitos y no con personas reales. Muchos de los videos son historias perversas (sexo forzado, de un viejo o un tipo grandote con una nena chiquita y tonta que no puede defenderse).Según el gobierno nipón esto no tiene nada que ver con en el alto nivel de abusos de niñas que hay en Japón.

La máquina expendedora no pudimos verla porque la práctica quedó relegada a la venta online, pero el sex shop estaba al mango de gente (queda mal en este caso decil al palo, no?).  

Ms-Pop-Life-Tenga.jpg
IMG_0246.jpg
IMG_0249.jpg
DSC_8058.JPG
DSC_8046.JPG
DSC_8048.JPG
DSC_8078.JPG
DSC_8070.JPG

No habíamos almorzado y hacía mucho calor. Queríamos comer en algun lugar que no sea un café temático. En Tokio hay cafés con gatos,con búhos, conejos, puercoespines y serpientes. Como muchos japoneses no tienen mascotas, se ofrecen cafés donde pueden ir a acariciarlos. Los turnos suelen ser de 30 minutos o una hora y son como livings amplios donde los animales hacen lo que quieren y uno les hace compañía.

Entramos a Café Moco y nos sentamos en una mesita del subsuelo y nos pedimos algo livianito: un super pancho con muzzarella que le caía a los costados. 

Habíamos caminado desde muy temprano y el cuerpo ya no quería más nada. 

Volvimos al hotel con el deseo de conocer algunos de los restaurantes que había marcado en mi listacomo los de Nonbei Yokocho, una callecita llena de bares chiquitos (al los que se podía llegar desde la Hachiko exit de la estación de Shibuya), pero la cama me capturó como si fuera mosca en una planta carnívora. Martín en un gesto amoroso, salió en busca de un tentempié y volvió con helado y una botella de champagne.

Día 4. Tokio

 

Después del opulento desayuno en el último piso del hotel, fuimos a la estación que quedaba enfrente para comprar los pasajes a Kioto. En unos minutos habíamos resuelto lo que en Buenos Aires me había llevado un tiempo resolver. Todo era más fácil de lo que parecía: todos los carteles y audios los colectivos, subtes y trenes estaban en japonés e inglés y en las máquinas expendedoras de boletos podías elegir el idioma español. La gente era super amable y le ponían onda hasta que entendías todo. Sacamos asientos del lado que se veía el Monte Fuji, porque la vuelta la ibamos a hacer de noche. 

 

Llegamos caminando al barrio de Harajuku. El barrio tenía tres partes diferenciadas. La primera era super fashion con su calle principal, Omotesando(También llamada los Campos Elíseos de Tokio), la segunda era la calle Takeshita, (paralela a la Omotesando) la meca de la moda para cosplay y punto de encuentro de tribus urbanas y la tercera era el parque que albergaba el santuario Meiji, uno de los templos tradicionales más hermosos del país.

A pesar de que era domingo, el día más recomendado para ir a conocer las tribus urbanas, la calle principal llamada Takeshita estaba totalmente vacía. El movimiento empezaba después de las 11 am. Como teníamos un rato hasta que explotara de gente, fuimos al parque Yoyogui, donde se juntaban los rockabillies japoneses, vestidos de Elvis. El calor era tan violento, que pensar en esos chicos enfundados en cuero de pies a cabeza haciendo mímicas y bailes inspirados en Presley me hacía bajar la presión. Era en una de las entradas (zona Puente Jingu) y el sol pegaba con tanta fuerza que no había nadie, o quizás también era muy temprano.

El parque Yoyogi tenía 54 hectáreas pero con ese calor no teníamos pensado  siguiendo un camino estaba la entrada al santuario sintoista Meiji con sus Torii de cipreses rodeados de un bosque que te ponía en otro ambiente. Dos hileras a cada lado del camino con barricas de de vino y de sake de la época imperial, evocan el inicio de la aperura de Japón al mundo occidental. Las de vino fueron un regalo de los franceses y las de sake ofrendas de los productores a los emperadores.El emperador Meiji asumió al trono a los 15 años, durante la etapa más importante de la Restauración Meiji, cuando se terminó el feudalismo y Japón comienzaba a occidentalizarse para unirse a las grandes potencias mundiales. El emperador murió en 1912. 

La construcciónoriginal fue destruida en los bombardeos, pero fue reconstruida como la original en 1958 y costeada por todos los japoneses. El edificio en sí mismo no me pareció ninguna maravilla, pero todo lo que pasaba ahí adentro me dejó maravillada. 

Tokio será una ciudad futurista y extravagante pero convive a diario con tradiciones milenarias.

DSC_7919.JPG
DSC_7925.JPG
DSC_8138.JPG
DSC_8158.JPG
DSC_8147.JPG
DSC_8176.JPG

Descubrí la primera novia en medio de la vegetación, un poco alejada del santuario. Estaba con el novio, algunos asistentes o familiares y los fotógrafos. Ya no se hacen tantas bodas tradicionales sintoistas pero en este templo y en especial los domingos, no falla. La novia vestíaprimero como una bata floreada roja (color de la buena suerte) con dibujos bordados y después se la sacó y se quedó con un kimono blanco (como muestra desu pureza). Estos kimonos que tienen varias capas pueden valer de U$1000 a U$5000, por lo que muchas veces se alquilan.

En la cabeza tenía unWataboshi, un gorro de forma de galleta de la fortuna que cubría el Tsunokakushi, un elaborado peinado que esconde los “cuernos de los celos” de la novia (símbolo de su predisposición a convertirse en una esposa dulce y dispuesta) mamaderaaaa!. El novio iba con un kimono negro (montsuki) sencillo decorado con el emblema de la familia, las medias blancas y las chancletas.

Juntos se fueron hasta un recinto donde estaba la familia y los sacerdotes y en prosecion caminaron por el patio hasta el interior del templo donde se haría la ceremonia nupcial, que según leí, sigue un protocolo muy parecido al cristiano: anillos, votos, y hasta que la muerte los separe.

El ritual que hacen diferente es el sansankudo, (que significa tres veces tres), donde las miko (monaguillos) ofrecen sake sagrado a los novios en tres pequeños cuencos lacrados para que beban de ellos en un determinado orden (cada cuenco tiene un tamaño, de menor a mayor) y se lo acercan a la boca dos veces para tomar pero solo lo hacen a la tercera (nueve intentos y tres tragos). El 3 representa el Cielo, la Tierra y el Ser Humano y es el número sagrado que traerá felicidad a la pareja (unión en cuerpo,mente y espíritu). Como datitos de color, el mes que tiene más casorios es noviembre porque el 11 es de buena suerte y otro es que el novio entra y sale de la recepción acompañado del padre, pero la novia entra del brazo de la madre y sale del brazo de la suegra. Chan.
DSC_7917.JPG
DSC_7910.JPG
DSC_8231.JPG
DSC_8222.JPG

Vimos un casamiento atrás del otro. El calor se hacía cada vez más presente (el teléfono cantaba las 40 de térmica) y nos fuimos a recorrer el santuario. Lo que más me gustaba era el asunto de los omikuji. 

Los japoneses sintoístas tienen una gran afición a las predicciones sobre el futuro, para las que acuden a los templos.

El Omikuji o “lotería divina”, es un arte adivinatorio que en la antigüedad se utilizaba para ayudar a tomar decisionesyse los usaba para saber si el dios del templo estaba de acuerdo. En la actualidad para cosas mas concretas (antes de un examen, una propuesta de matrimonio, un trabajo). Están escritos en un lenguaje basado en 100 poemas chinos de los monjes budistas Tendai.

Obviamente no me iba a perder la chance de conocer mi futuro próximo (entre los que se encontraba una botella de agua helada porque no aguantaba más el calor). Después de pagar 5 yenes en concepto de ofrenda, saqué un papel de una caja de madera. El omikuji predice el futuro en dos grados distintos. El primero hace una predicción general que puede ir de la buena suerte máxima, hasta la maldición más pesimista (mami, si estás leyendo esto estarás pensando que esta te tocaría a vos), pasando por todos los grises, y en segunda instancia se enfoca en el plano más específico que puede incluir temas particulares como embarazo, negocios, estudios, mercado de valores, peleas, mudanzas, viajes, nacimientos, enfermedades, amores y hasta artículos perdidos.Sería como una especie de horóscopo. Si la fortuna te sonríe y tu omikuji tiene buenas noticias, podés guardarlo y llevarlo encima para asegurar que la predicción se cumpla o podés atarlo al templo para que el efecto de la suerte sea aún mayor porque te conecta con el dios del santuario.

Si la predicción es de mala suerte, los japoneses tienen una solución: se dobla el papel y se ata en un árbol de pino ubicado en el templo, así la mala suerte quedará esperando en el árbol. En la actualidad, muchos templos y santuarios tienen espacios especiales para que la gente pueda atar los omikuji que tienen mala suerte. Igual vale hacer trampa y comprar otro hasta que te toque uno bueno, no? A mi me tocó media buena suerte y decidí sacar otro que salió buena suerte incierta, así que me dejé de joder y até los papelitos dejando atrás mi mala fortuna.

A un costado también había máquinas expendedoras (don’t forget, this is Tokio), que además del templo los ví en algunos kioscos de los alrededores.Los templos más turísticos tienen omikujis disponibles en distintos idiomas. 

Lista de la suerte:

·               Excelente buena suerte (大吉 daikichi?)

·               Buena suerte media (中吉 chūkichi?)

·               Buena suerte ligera (小吉 shōkichi?)

·               Buena suerte (吉 kichi?)

·               Media buena suerte (半吉 hankichi?)

·               Buena suerte incierta (末吉 suekichi?)

·               Buena suerte ligera incierta (末小吉 sueshōkichi?)

·               Mala suerte (凶 kyō?)

·               Mala suerte ligera (小凶 shōkyō?)

·               Media mala suerte (半凶 hankyō?)

·               Maldición incierta (末凶 suekyō?)

·               Maldición o Gran mala suerte (大凶 daikyō?)

DSC_7862.JPG
DSC_7861.JPG
1.jpg
2.jpg
DSC_7920.JPG
DSC_7913.JPG
DSC_7973.JPG
DSC_7978.JPG

Había algunas familias vestidas de manera tradicional. Pensé que eran kimonos, pero son yukatas(de tela más liviana, diseños más originales y muchísimo más económicos porque no son de seda). Los usan para bancar el calor, tanto hombres como mujeres.

Si uno no supiera que a pocas cuadras estaría inmerso en un caos humano, pensaría que está en medio de un boque donde los que mandan son los grillos.

Volvimos a Takeshita Street, el corazón de las tribus urbanas tokiotas y la marea de gente contrastaba con las calles que habíamos visto antes de llegar al templo.

Harajuku era el barrio de los coolhunters y un verdadero laboratorio de experimentos de la cultura moderna. En un país con el nivel de exigencia como el de Japón en el que hay que rendir al 100% y en el que las normas sociales son tan estrictas, las tribus urbanas han proliferado como una forma de expresión y como un recurso para sentirse más libres.

DSC_8280.JPG
DSC_8096.JPG
DSC_8269.JPG

Nos cruzamos con chicas tuneadas con los trajes más extravagantes y los negocios que las proveen. 

Estuve investigando un poco para saber cómo se diferencian:  

-Gal (girl): son la imagen arquetípica de la adolescente con la minifalda de uniforme y medias altas. Hacen de las compras una forma de vida y son grandes consumidoras de celulares. Muchas kogals pueden hacerlo porque sus padres son adinerados, pero otras para poder pertenecer a este grupo se financian trabajando en pornografía o vendiendo su ropa interior usada. 


-Ganguro: es un subgrupo de gals que se caracterizan por teñirse el pelo de colores llamativos y acudir frecuentemente a camas solares.


-Decorer: empeñadas en no ser adultas, se visten y divierten como niñas. Sus favoritos son los accesorios de Disney y Hello Kitty con el rosa más fuerte posible. Casi todas se hacen su ropa.

-Lolita: una de las tribus urbanas japonesas más conocidas. Surgió a finales de los años setenta. Una de las variantes son las gothic lolita, que se visten principalmente con ropas negras y blancas. Usan la piel muy blanca, los ojos delineados con negro, y pintalabios rojo fuerte u oscuro. A veces llevan candelabros, cruces, y demás elementos góticos.


-Cosplay (Costume-play): se visten de personajes de animé, manga o videojuegos. Un subgrupo del cosplay son los aficionados al kigurumi que se visten como personajes de dibujos animados.

-Gyaruo masculino es el equivalente japonés al “metrosexual”. Los hoststrabajan en bares frecuentados por mujeres de cierta edad que quieren ser atendidas por chicos jóvenes.

-Yankii: son hombres y mujeres jóvenes que se tiñen de rubio o naranja, llevan ropa vieja y fuman, beben y tienen hijos a edades tempranas. Son maleducados y ruidosos y son vistos como un símbolo del derrumbamiento de la sociedad japonesa desde los años de crecimiento económico de posguerra.

-Visual kei: es una estética basada en la música rock japonesa. La principal filosofía es la libertad de expresión a través de la música y se visten con trajes extravagantes, peinados exageradios y mucho maquillaje.
-Bosozoku-Hashiriya: aficionados a las motos y sus fetiches.

DSC_8005.JPG
DSC_8304.JPG
DSC_7989.JPG
11111111.jpg
DSC_8283.JPG
DSC_8330.JPG
DSC_8305.JPG
DSC_9250.JPG
DSC_7973 2.JPG
DSC_8279.JPG
DSC_7976.JPG

No todas estas tribus se juntan en Harajuku. Las que más se ven son decorer, lolitas y cosplay. Algunas estaban dispuestas a que les sacara fotos, pero la mayoría salía despavorida. Pelos multicolores, lentes de contracto para cambiarse el color, fetiches y ropa muy extraña. En esas pocas cuadras se ve de todo. Los lugares más concurridos son las creperías (hay que ir a ver eso) como Angel Heart’s o Marion Crepes con sus máquinas expendedoras, los copos de algodón gigante con kilos de colorantes (Totti Candy Factory), los negocios de chucherías (aconsejo comprar ahí regalitos para todos). Nosotros pasamos un rato largo en Daiso, un lugar donde se pueden conseguir bolucosas desde 100 yenes.

 

Nos metimos en varios negocios, dimos unas vueltas y fuimos a almorzar unas gyosas a un lugar especializado llamado Harajuku Gyoza Lou, para el cual tuvimos que bancarnos una cola considerable. Pedimos unas gyosas fritas y otras comunes con cerveza y limonada. Era domingo y la avenida Ometosando estaba de lo más concurrida. Era una zona hermosa, y como dije antes, se la compara Champs Elysees o con la 5º Avenida, con edificios modernos pero que no asfixian como en otros barrios. Algunos de los edificios más impactantes fueron diseñados por el japonés Tadao Ando, los suizos Herzog& de Meuron oFuture Systems, y albergan tiendas como Prada, Louis Vuitton o Dior. 

16
15
14
11
12

Para todo había que hacer colas: para tomar un helado, o un café, para hacer compras. Antes de llegar al hotel, contratamos un aparato de wifi por 4 días porque nos ibamos a Kyoto. Descansamos un poco y el plan era ir al nuevo museo de Yayoi Kusama (abierto en 2017) en el barrio de Shinjuku. Eran 5 pisos dedicados a la artista y me entusiasmaba mucho. Ante nuestra frustrada visita al museo Lab, se me ocurrió (tarde) mirar en internet el tema de las entradas y por supuesto, eran de compra anticipada y por supuesto, ya no teniamos posibilidades de conocerlo, así que aconsejo sacarlas online con anticipación. 

Fuimos caminando para conocer el barrio Dinakeyama que era como el soho pero chiquito. En el camino, que serían unas 20 cuadras, parecía estar en otra ciudad. Shibuya era tan enkilombadamente caótica que salir unas cuadras hacia otro lugar era reconfortante. Antes de llegar nos sentamos en un café para tomar algo y recargar las pilas. Los edificios eran bajos y había muchas casas, de hecho vimos una minicasa muy graciosa. No había neones ni carteles con sonido. Los negocios eran chicos, con ropa de diseño y bares con mucha onda. El Daikanyama T-Site era un complejo de edificios hechos para la cadena de librerías Tsutaya con una fachada que tejía una red infinita de letras T y ofrecía además de libros música, cine, revistas, arte y espacios para quedarse disfrutando afuera y adentro. Esta zona tan linda y tranquila nos hizo preguntarnos qué era mejor: estar en medio del kilombo pero bien conectados o estar en un barrio más lindo, con lugarcitos para cenar pero que siempre tengamos que hacer trasbordo de líneas de subte.

 

Vale la pena dar una vuelta por el Kashiyama Daikanyama, un edificio que estaban construyendo pero ya está abierto, con distintos espacios, que pertenece al diseñador Jean Paul Gaultier (en el 4º piso se puede comer una cheesecake), y saliendo se puede pasear por las callecitas con boutiques de diseñadores japoneses, peluquerías futuristas , joyerías y tiendas de las principales marcas como APC, Paul Smith, Nenets, Adolfo Domínguez, B Jirushi Yoshida. Para terminar, hacer una cata de cerveza tiradas en la birrería de la calle peatonal Spring Valley Brewery.

image.jpg
1305-Daikanyama-Tsutaya-Books-2.jpg
Tsutaya_Books_Daikanyam.jpg
KASHIYAMA-DAIKANYAMA_exterior15_takumi_o

Nos tomamos el subte y al igual que los locales, le tomé el gusto a mirar los videos que miraban mis compañeros más cercanos del vagón. Una chica que estaba parada frente a nosotros, escuchándonos hablar nos preguntó de dónde éramos y nos contó que ella estaba hacía un tiempo en Tokio, pero era de Osaka. Que no le gustaba mucho la ciudad, y que en Tokio tenia que tener mas cuidado con los robos que en Osaka. Nos preguntó sobre Argentina y era muy amable y curiosa.

Bajamos en Shinjuku, otro barrio top igual que Ginza o que Ometosando. Muchas veces nos parecía que estábamos repitiendo zonas, pero los negocios de marcas Premium se repiten en varios lugares. Queríamos conocer Kabukicho, la zona roja, donde se acumulaban saunas eróticos, casas de masajes, sex shopsy clubs de striptease y ostentaba el título deser el lugar de entretenimiento adulto para hombres y mujeres más grande de Asia: en unas diez manzanas concentraba 300 sex shops, 160 host clubs o clubes de acompañantes, 80 love hotels y cientos de discotecas, cabarulos, karaokes, bares y restaurantes.

El lugar fue un pantano, un santuario de patos, un barrio escolar y después de los bombardeos, un montón de escombros. Después de la Segunda Guerra se planificó construir un teatro Kabuki (de ahí el nombre), pero la plata no alcanzó y fue a parar dentro de los negocios de la mafia yakuza. En la década del setenta, con un Japón potente y lleno de salaryman, el negocio estalló.

shinjuku-kabuchiko.jpg

La entrada de la zona tenía un cartel de lado a lado con cientos de luces rojas. 

Cuando hay recursos, la oferta es inagotable: hostess clubs (sólo para hombres, van a tomar algo con chicas que se sientan con ellos, los escuchan, cantan karaoke, pero no se puede hablar de sexo o tener contacto físico), host clubs (solo para mujeres, se puede elegir un hombre del catálogo que se convierte en el novio adentro del club y las reglas son menos severas que en el de hombres) , oppai pubs (se paga por tiempo, el hombre se sienta y las mujeres rotan cada 10 minutos, se puede besar, tocar y un poco más), pink salón (blowjobs),  soaplands (un tipo de prostíbulo en donde los hombres pueden ser bañados y pueden bañar a prostitutas), salas de masaje (con masajistas desnudas y con final feliz). 

En las carteleras de varios lugares mostraban fotos de chicos y chicas con rostros angelicales que emulaban personajes de animé. Entramos a la recepción, ante la indiferencia total de los que estaban en la puerta. Era como si no existiéramos. Miraban sus celulares sin que se les mueva una pestaña. No sabíamos si era parte del protocolo o tenían ganas de irse a la casa. Intenté entrar a uno que decía DVD (que en código japonés significa “porno”), pero me sacaron cagando. Martín podía pero yo no. Chanfle.

IMG_9509.jpeg
ho.jpg
hos.jpg
bar.jpg

En la calle vimos varios chicos tuneados como cantantes de J-pop, teñidos, con pantalones muy skinny invitando a las chicas a pasar a algún host-club. Una vez adentro, ellas debían hacerse cargo de las bebidas y ellos responder a todas las necesidades de sus hostess: escuchar sus problemas, coquetear y levantarles la autoestima a full. Los pibes reciben todo tipo de regalos, incluyendo relojes con diamantes, autos de lujo o incluso departamentos.No hay sexo porque las clientas sólo quieren enamorarse de alguien inalcanzable. 

 

Pero no todo era sexo en el barrio. Se podía ver la estatua de Godzilla al lado de los Toho cinemas. Para tenerlo más cerca, se podía subir al o piso 8 del hotel Gracery e ir a la terraza, (si te preguntaban ibas al café) y a cada hora, desde las 12 a las 20, el bicho emitía unos ruidos fuertes y prendía las luces por unos minutos.También valía la pena ir a la sucursal de (abierto las 24 horas y uno de los más grandes) para ver algo del zoo humano barrial y lo que compraban en la zona de productos eróticos.

 

Para cenar no la teníamos tan clara y buscamos un lugar especializado en tonkatsu, una milanesa de cerdo típica de Japón. Con la ayuda de Google buscamos en la zona, que nos llevó a uno muy bien puntuado en el primer piso de un edificio. La comida era horrible, no sé por qué la comimos igual acompañada de té verde (milanesa de chancho y té verde?? Nada podía salir bien) y terminé con dolor de estómago y mal humor. Volvimos al hotel para hacer las valijas que dejaríamos en el hotel, ya que nos tocaban un par de días en Kioto y era al pedo moverse con todo el equipaje, porque a la vuelta nos quedaban 2 días más en Tokio antes de ir a los parques de EEUU.

Día 5. Kioto

Nos levantamos muy temprano para tomar el Shinkansen Nozomi, el tren bala que iba a 320 km/h que era el más rápido (no en velocidad sino en paradas ya que hace tres paradas entre Tokyo Station y Kyoto Station). Yo me había vuelto loca para entender las tablas de horarios y estaciones desde BsAs, pero sacando un día antes, en 5 minutos pudimos resolverlo todo. Desde Shibuya tuvimos que ir hasta la estación Tokyo y por eso salimos con tiempo. El viaje se hizo ameno y lo que más impresiona es cuando se mete en algún túnel a esa velocidad.

Me había costado bastante decidir a qué templos iríamos en solo 2 días. Kioto tenía más de 1600 templos budistas y 400 santuarios sintoístas. Traté de clasificarlos según zonas y criterios y marqué algunos como imprescindibles.

 

Llegamos a la supermoderna estación de Kioto y preguntando, tomamos un colectivo (se sube por la puerta de atrás) usando la Suica hasta la zona de Gion, la parte más antigua. Los colectivos de color rojo van por todo el centro de la ciudad y alrededores y los verdes por las zonas más alejadas. Lo mejor para no agarrar embotellamientos, es muverse lo más cerca posible en subte o tren (si estás en el centro) y de ahí tomar un colectivo que te deje en el lugar. 

 

El colectivo nos dejó a unas cuadras, porque nuestro ryokan (alojamiento tradicional japonés)estaba metido en una calle angosta del barrio de Higashiyama, el corazón de la parte antigua. Se llamaba Kyoto Higashiyama.Ni bien llegamos, nos atendieron con honores y reverencias, todos en sus trajes tradicionales, nos tuvimos que sacar los zapatos y dejarlos en la puerta. 

UNADJUSTEDRAW_thumb_22ba.jpg
UNADJUSTEDRAW_thumb_1eb8.jpg

La habitación estaba en el primer piso y tenía vistas a la pagoda Yasaka.

El suelo era de tatami (esterillas), con puertas corredizas de paneles traslúcidos, sobre una mesa baja había una bandeja con tetera y vasitos típicos para servirse un té verde, TV, y en el placard había unas yukatas con pantuflas y productos de higiene, pero no veía los colchones. Todo minimalista, pulcro y bastante caro (porque teníamos baño privado). Nos mostraron un poco dónde estaban las cosas pero seguía sin ver dónde ibamos a dormir. En el placard había unos edredones enrollados pero no podía ser eso. 

Había sacado con desayuno pero sin cena. En la mayoría de ryokans podías elegir una cena kaiseki, que consta de una serie de platos (entre 10 y 15) con algunos aperitivos, sashimi (pescado crudo), sopa, pescado o carne asados, un plato cocido, arroz con sopa de miso y postre. No me tentaba mucho y no era económica la joda. Me daban ganas de quedarme disfrazada de japonesa mirando la pagoda por la ventana, pero en dos días teníamos que recorrer una ciudad que de un plumazo, se me presentó extraordinaria. 

Kioto está rodeada de montañas que la protegieron de los constantes tifones y terremotos que afectaron otras zonas cercanas. Por haber sido la capital imperial durante casi un milenio y gracias a que fue deliberadamente preservada de los tremendos bombardeos yankies (la sacaron de la lista), logró concentrar un patrimonio cultural enorme que la convirtió en la capital cultural del país. 

DSC_8403.JPG
DSC_9227.JPG
11794831.jpg
11794636.jpg

Antes de salir y con la lista en la mano de los lugares a conocer, le consulté a la mujer de la recepción cómo llegar al bosque de bambú de Arayiyama. Me dijo que mucho más cerca había uno más lindo, en el templo Kodai-Ji. Que también fuéramos al santuario de Yasaka-jinja aunque creía que habían sacado la carroza de 6 metros por el festival. ¿Qué carroza?¿Qué festival? Con otra miradita “notepuedocreerqueestasenkiotoynosabésesto” nos explicó que al día siguiente empezaba el Gion Matsuri, uno de los tres festivales más importantes de Japón. Y así, charla va charla viene, imaginé que mi listita iba a quedar toda desacomodada. Le preguntamos dónde nos recomendaba cenar. ¿Les gusta la carne? Preguntó tímidamente en un ingés precario. Y…ponele que somos argentos, quería contestarle, pero intuí que no lo entendería. Un poco escépticos con las carnes de otras latitudes, aceptamos que nos reservara en un restaurante especializado en wagyu, del cual nos mostró el folleto todo en japonés. Que fluya. 

 

La pagoda de 5 pisos (46mt) Yasaka no-To que veía desde mi ventana, funcionaba como un faro y también como un imán. Era parte del templo Hokan-Ji que desapareció en un incendio. La pagoda de madera se podía apreciar en su totalidad desde la calle Yasaka Dori y ese parecía ser el centro del Kioto más antiguo. 

 

Caminamos desde Yasaka casi hasta el rio Kamo. En la antigüedad, en esasseis o siete manzanas las geishasy maikos(las aprendices de geishas) caminaban para hacer sus mandados saliendo de las machiyas,las casas tradicionales de dos pisos de madera, que durante el período Edo (1603-1807) florecieron gracias a la clase de los comerciantes: una de las más bajas en la estratificada y tradicional sociedad japonesa pero que fue el semillero de la posterior clase media. No hay que olvidarse que Kioto fue capital y residencia del emperador desde el 794 hasta 1868. Las machiyas, eran austeras pero increíblemente bellas. Algunas estaban convertidas en casas de té, otras en ryokan, otras en izakayasdonde se podía comer kaiseki, pero en muchas aún vivían familias kiotenses. Por las calles pululaban mujeres con trajes tradicionales de todos colores y paraguas de papel (y yo que las perseguía como loca en Tokio para sacarles una foto, acá eran la mayoría). No eran maikos, pero qué ambiente le daban a Kioto! 

Después de la desaparición de la figura del samurai, las geishas y los luchadores del sumo fueron los únicos exponentes que quedaron del pasado nipón. Las geishas residen en cinco comunidades de Kioto: Ponto-cho, Gion-Kobu, Gion-Higashi, Miyagawa-cho, y Kamishichiken. Su formación empieza a los 15 y tienen que vivir durante 5 años en una okiya(casa de geishas que es propiedad de la mujer que paga por su entrenamiento). Una vez que están listas, dejan de ser maikos y pueden llevar una vida independiente (ponele, porque primero tienen que haber cumplido sus obligaciones financieras, trabajando en la casa de té y pagando un porcentaje de sus ganancias para bancar a los que viven ahí) y permanecen afiliadas a la okiya para el resto de su carrera

Dejo un link de un texto que encontré con la historia de las geishas que está super interesante.

¿Cómo reconocer un templo budista de uno sintoísta?

Los santuarios son sintoístas y los templos son budistas. Como ambas religiones estuvieron entrelazadas hasta finales del siglo XIX, a veces no es fácil diferenciar sus construcciones.

Hay diferencias en:

-La forma de nombrarlos: los templos utilizan los sufijos "ji", "in", "tera" (Senso-ji, Kiyomizu-dera) y los santuarios usan "taisha" ,"jinja" ,"yashiro", "miya","myojin" o "gu" (Fushimi Inari Taisha, Itsukushima-jinja). 

-En los mapas: los templios se marcan con un simbolo llamado Manji (parecida a una esvástica pero con sus extremos en direcciones opuestas) y los santuarios con un dibujo de una torii.

-El enclave: los templos acostumbran a tener algún tipo de jardín, mientras los santuarios suelen encontrarse en algún enclave natural, bosque, lago, formación rocosa.

-Puertas de entrada: los templos tienen una entrada o puerta principal protegida por dos figuras Agyo y Ungyo que suelen estar uno a cada lado de la puerta con una apariencia amenazadora para espantar a los malos espíritus y a los ladrones.En la entrada de un santuario sintoista o los alrededores hay estatuas de zorros que son los mensajeros del dios Inari.

-Horarios: los templos budistas abren solo unas horas al día y acostumbran a cobrar una entrada, los santuarios suelen abrir las 24 horas y son gratuitos.

 

Al santuario Yasaka, también conocido como Gion, se accedía a través de una enorme puerta roja flanqueada por los dioses del trueno (Raijin)y del viento (Fujin),y un poco más abajo no podía faltar lapareja de Koma-Inu, los perros guardianes de los santuarios sintoístas. Su historia se remonta al año 656,cuando Kioto era la capital de Japón y es uno de los templos imperiales de más alta jerarquía (Kanpei-taisha), lo que significa que cuenta con el apoyo del gobierno. En este santuario se dio origen al Gion Matsuri.

Adentro del complejo, lo que más llamaba la atención era la estructura de madera central, decorada con cientos de farolitosdonados por diferentes empresas japonesas. La próxima vendré antes del atardecer cuando se prenden todas las luces, ya que cual maxikiosco abre las 24 horas. Este santuario veneraba a la diosa del sol  Amaterasu-Omikami y a Susanoo-no-mikoto, diosa del mar, tormentas y batallas. Como es habitual en los santuarios sintoístas, además de los edificios principales hay muchos pequeños altares alrededor, con distintos tamaños y dedicados a diferentes kamis. 

DSC_8489.JPG
DSC_8483.JPG
DSC_8490.JPG
DSC_8491.JPG
DSC_8497.JPG

Al salir había unos puestos de yakitori a los que le hubiera hincado el diente, pero seguimos la rotation hasta el templo Kodai-ji que no lo tenía marcado para visitar, pero que si ahí te decían andá… mejor andá. 

Kodaiji perteneía a la secta Rinzai, una de las tres escuelas del budismo zen japonés. Los jardines fueron diseñados por uno de los paisajistas más importantes de Japón, y la casa de té por el fundador de la ceremonia del té, Sen no Rikyu. Tenía un jardín de grava rastrillada que representaba el océano. El otro jardín era de estilo tsukiyama con un estanque, rocas, pinos y arces.

Este templo fue construido cuando murió Toyotomi Hideyoshi, el hombre que unificó Japón. Al asumir el clan Tokugawa Ieyasu, se destruyó la casa Toyotomi y se implantó el shogunato de la Era Edo. El Castillo Fushimi fue ampliado y refaccioado para crear el templo actual. Aunque había partes destruidas por los incendios, muchas de las estructuras restantes estaban catalogadas como un acervo cultural del país. 

Los jardines eran famosos por su iluminación nocturna, pero solo lo hacían en primavera, en el mes agosto y de octubre a diciembre. Caminando es un puente cubierto conocido como Kangetsu-dai. Por todo el jardín se pueden encontrar pequeñas casas de té y el recorrido termina con un bosque de bambú, donde aprovechamos para mojarnos la cabeza porque el calor esta bastante intenso.

DSC_8535.JPG
DSC_8548.JPG
DSC_8542.JPG
DSC_8552.JPG
DSC_8576.JPG
DSC_8569.JPG
DSC_8556.JPG
DSC_8600.JPG
DSC_8566.JPG

Muy contentos nos fuimos a almorzar a la zona más comercial de Hiroshiyama y entramos a un restaurante llamado Okabeya que nos gustó de afuera pero la comida era bastante chota. En la puerta había varios pares de ojotas con suela de madera de clientas que seguían comiendo y aproveché para probarne algunas a ver que onda caminar con eso. Pero no nací para geisha.

Después de reponer un poco de energía seguimos caminando hasta el templo Ginkaku-ji o Pabellón Plateado.

DSC_8639.JPG
DSC_8664.JPG
DSC_8660.JPG

Este templo fue construido en 1482 como lugar de retiro y descanso del shogún Yoshimasa y se hizo imitando al Kinkaku-ji (Pabellón Dorado) que estaba recubierto de oro, y en el caso de Ginkaku-ji se iba a recubrir todo de plata, pero el shogún se convirtió en monje budista zen y a su muerte, Ginkaku-ji se convirtió en un templo budista. Los jardines Ginsandan son de estilo zen y ,os más visitados pero vale la pena recorrer los senderos, atravesar las pasarelas y disfrutar de los pequeños rincones.

Estábamos cerca del castillo Nijo-jo, construido en 1603 como residencia oficial del primer shogún del clan Tokugawa. El shogún era quien dirigía el ejército, honor que sólo era concedido por el mismísimo Emperador. El problema era que tenía tantas atribuciones, que se fue convirtiendo en un gobernante de facto. Hasta llegó a considerárselo rey, por encima de la autoridad del Emperador. El Castillo de Nijo-jo era un lugar ideal para apreciar la magnitud de su poderío.

El interior del castillo se visitaba descalzo y no se podía sacar fotos. Los pisos eran de madera y crujían al pisarlos (suelo del ruiseñor) para que el shogún pudiera sentir si había peligro, además tenía cámaras secretas desde las que los guardias podían vigilar qué pasaba. 

Se podían visitar los jardines de Ninomaru, los jardines de Honmaru y los jardines Seiryu.

Todavía había bastante tiempo de luz, así que aprovechamos para ir a otro templo, para no tener que correr tanto al día siguiente. Nos tomamos un taxi y nos fuimos al lugar de oración sintoísta más conocido fuera de Japón: Fushimi Inari Taisha, que estaba abierto las 24 horas. Sus famosas torii o puertas rojas quedaron grabadas en la memoria colectiva gracias a la película Memorias de una geisha. Está en las afueras de Kioto y lo la mayoría se tomaba  la línea JR Nara Line en los andenes 9 y 10, pero no queríamos perder tiempo yendo a la estación y averiguando donde y cómo. 

Este santuario, que tenía entrada libre, estaba a los pies de una colina de 230mt y el camino de ascenso estaba delimitado por mil toriis naranjas, cada una tallada con una frase distinta. Había muchos caminos diferentes marcados en los mapas yo le saqué una foto con el celu para tenerlo a mano.

En el siglo VIII la familia Hata dedicó este santuario a Inari, la diosa del arroz, que históricamente se ha asociado a la riqueza. Los comerciantes y artesanos rendían culto a Inari para obtener prosperidad en sus negocios, a cambio de ofrecerle donaciones en forma de barriles de sake y toriis.

En entorno era maravilloso, con una vegetación frondosa y pequeños altares, custodiados por zorros de piedra, donde había ofrendas como comida, toriis en miniatura y otros objetos. Los pájaros y las chicharras se disputaban el protagonismo y mi corazón no podía estar más emocionado. Si se quiere recorrer todo, se necesita mucho tiempo (son 4 km) y la verdad es que era bastante cansador, quizás porque veníamos en un ritmo de caminata bastante exigido y estaba cayendo el sol y también mis energías. Lo mejor es llevar un poco de agua para recargar pilas. Caminamos durante una hora y la cima no aparecía, así que decidimos bajar después de ver el atardecer entre los árboles y volver al barrio. Nos mezclamos entre cientos de personas por el centrito de Higashiyama, con los negocios de dulces de matcha, heladerías y artesanías, en especial de cerámica. Encontramos un negocio increíble de dulces y cosas tipo copetín (pretzels, maní japonés, obvio) en una callecita y entramos a probar de las muestras gratuitas. Terminamos comprando muchas porquerías para nosotros y para regalar. Cargados, regresamos al ryokan porque teníamos reserva en el restaurante de carne a las 20.30.

DSC_8765.JPG
DSC_8912.JPG
DSC_8870.JPG
DSC_8831.JPG
DSC_8943.JPG

El restaurante era una preciosidad, una machiya elegante con un jardín lleno de plantas. Una vez ahí desciframos por un folleto que el nombre del lugar era Kyoto Kaiseki Yakiniku (BBQ) hiro.Las mesas eran bajas y había un espacio hacia abajo para poner los pies y no comer incómodo en el piso. Nos atendieron dos personas, muy pero muy serviciales al punto de sentime a veces un poco incómoda. Tenía ganas de agarrarla del brazo para que se levante para no se reverencie más. Pero era parte de un ritual, y también que había que poder entender eso. Eramos los únicos extranjeros.

Nos dieron a elegir entre 3 tipos de menú. Elegimos el del medio que era también el de precio medio. En la mesa había empotrada una schirin (parrilla) para asar nuestra propia carne. Eran 5 tipos distintos de wagyu y nos la iban trayendo como si fuera una joya de Tiffany. Nos enseñaban cómo teníamos que hacerla y comerla con muchísima dificultad porque casi no hablaban inglés. A pesar de que en algún paso vino con una salsa, el waygu casi no se condimenta y venía cortada corta de manera muy fina. La última carne que trajeron, venía con un sello de calidad y un puntaje que pusieron sobre la mesa en un papelito. 

El Wagyu era una obra de arte, estábamos hablando de otra cosa, no de la carne que nosotros conocemos. Era tierna y tenía un sabor dulzón que se lo daba el marmolado, porque esa raza tiene una gran proporción de grasa intramuscular que le da un gusto único. El sello de Wagyu solo lo otorga Japón a las cabezas criadas y faenadas en su territorioy han conseguido tener grasa insaturada.Las vacas y bueyes son criados con cuidados individualizados, poseen un certificado de nacimiento y la carne que producen tiene un código de seguridad que se puede rastrear en toda la cadena de consumo. Desde su nacimiento, los Wagyu reciben un nombre y son alimentados y cuidados como parte de la familia. La crianza de estos animales, dicen, es fundamental para lograr el sabor.

 

Cuando volvimos de cenar nos habían dispuesto los tatamis en el piso y después de producirnos como verdaderos japoneses, nos dormimos hasta la salida del sol.

2222
1111
DSC_8964.JPG
DSC_9107.JPG

Nos levantamos temprano y antes de desayunar, fuimos a caminar por las calles que durante las horas comerciales eran imposibles:  las hermosas Ninenzaka y la Sannenzaka, reflejos del viejo Kioto.

Desde ahí seguimos hasta el templo Kiyomizu-dera, o el templo del agua pura. Aunque los edificios actuales se construyeron en 1633, el templo se fundó en el año 778 en el emplazamiento de la cascada Otowa, tomando el nombre de las aguas puras que fluían por la colina.

El edificio principal tenía una terraza de madera que se levantaba 13 metros por encima de la colina boscosa y recibía a los peregrinos que venían a tomar agua sagrada y a rezar ante la diosa Kannon Bosatsu, custodiada en una oscura capilla del templo principal. En el periodo Edo existía una tradición: si una persona saltaba de la terraza y sobrevivía a la caída, sus deseos se harían realidad y tendría suerte en el amor.. De los 234 saltos registrados, el 85% tuvieron un final feliz gracias a la vegetación que amortiguaba las caídas (nosotros acá tenemos nuestra historia parecida con la Pradón).

 

En la base de la terraza caía la cascada Otowa, cuyas aguas finalizaban en tres fuentes y cada una de ellas otorga diferentes beneficios a quien las bebe: longevidad, salud y éxito en los estudios. Pero quien tome de las tres, será castigado por los dioses por ambicioso.

Subiendo unas escaleritas se llega a un recinto sagrado llamado Jishu-jinja, dedicado a Okuninushino-Mikoto, el dios del amor y los buenos matrimonios. Allí hay 2 piedras enormes y la leyenda dice que quien consiga recorrer los 18 metros que las separan con los ojos cerrados y sin pedir ayuda, encontrará el amor. Como era temprano había muy poca gente y pudimos recorrerlo tranquilos y disfrutando, porque habíamos leido que en ciertos horarios estaba imposible de gente.

DSC_9077.JPG
DSC_9092.JPG
DSC_9084.JPG
DSC_9072.JPG
DSC_9095.JPG
DSC_9011.JPG
DSC_8077.JPG
DSC_8991.JPG
DSC_8079.JPG
DSC_9017.JPG

Volvimos al hotel porque teníamos el desayuno incluido. Era el típico desayuno kaiseki y no nos gustó nada. Tenía una sopa de miso con tofu flotando, unas masas dulces de arroz, pescado, arroz, es decir, algo así como un almuerzo insulso. Comimos unas frutas y después de hacer el check out, salimos a recorrer parte del itinerario del festival Gion Matsuri.

Mapa en mano (proporcionado por la muy amable recepcionista del hotel), nos aventuramos entre la multitud para ver los enormes carromatos.

 

Cada año, las familias que mantienen las carrozas realizan un sorteo en una reunión especial para determinar el orden que éstas tomarán durante el festival. Según la tradición, se elige a un chico de la ciudad para representar al mensajero divino. Este niño no puede pisar el suelo desde que empieza hasta  que termina la procesión (4 días).Era un desfile con 30 carrozas super adornadas que durante la procesión iban parando estratégicamente en diferentes puntos dando comienzo a bailes tradicionales o a alguna ceremonia sintoísta. El festival tiene su origen en una plaga que sufrió la ciudad a finales del siglo IX. Para aplacar a los dioses se hicieron una serie de procesiones. La plaga desapareció y se decidió seguir sacando las carrozas todos los años para no llamar a la mala suerte. La carroza principal tenía 25 metros de altura, pesaba 12 toneladas y se movía gracias a unas ruedas de madera del tamaño de una persona. Era llevado con cuerdas por una 50 personas y a la vez transportaba arriba otras 40 que iban tocando los tambores taiko, las flauras japonesas y el gong (shou).

Nos pusimos en un cruce donde las carrozas tenían que hacer un giro de 90º, y preparaban el suelo tirando agua y poniendo cañas de bambú para poder girar ese mastodonte ayudados por sogas, ya que los ejes de las ruedas eran fijos. Hacía bastante calor y había muchísima gente. Se hacía difícil poder ver todo el ceremonial y de repente vi una escalera desplegada casi en la esquina. Como no había nadie, me subí y saqué algunas fotos, pero en seguida me rajaron seguramente con una puteada que no entendí.

DSC_8092.JPG
DSC_8104.JPG
DSC_8097.JPG
gionmatsuri2018L.jpg
gionmatsuri2018F.jpg

Nos tomamos un tren hasta Arashiyama, para ver el bosque de bambúes más famoso de Japón. La estación no quedaba tan cerca de la entrada y tuvimos que caminar varias cuadras con un sol que ya estaba partiendo la tierra. Eramos tantos yendo para el mismo lugar que parecía una manifestación. El barrio en las afueras de Kioto era más residencial, abierto y había verde y flores en todas las casas. Entramos al bosque surcado por caminos que casi no tenían entrada del sol. Había turistas por todos lados, instagramers deseosos de hacer desaparecer a todo el mundo para facturar sus fotos mentirosas porque a los costados esperábamos para poder pasar.

En medio de tanto caos, vi una rana suicida tratando de sobrevivir en el camino lleno de gente. Dicen que lo mejor es ir a primera hora de la mañana o ya cuando cae la tarde y se va la mayoría de los turistas, para poder escuchar el sonido del viento meciendo las cañal El gobierno nipón lo declaró patrimonio como uno de los sonidos a preservar.

Saliendo del bosque, había varios lugares para visitar. El hotel Suiran, ubicado a orillas de rio Hozu y que data del 898, formó parte de la villa imperial de Kameyama-domo y sirvió como casa de verano del dueño de la empresa Kawasaki. Se podía ir a tomar algo a orillas del río, en una construcción tradicional japonesa con terraza y que abría hasta las 17 hs. En esta zona, cruzando el puente, estaba la reserva natural Iwatayama, que aloja a más de 200 monos, pero había leido que no era ninguna maravilla.

DSC_9159.JPG
DSC_9154.JPG
DSC_9162.JPG

Teníamos planificado ir desde ahí al templo Adashino Nenbutsuji, con sus 8000 estatuas, pero con el calor y el apuro por llegar a hacer todo, se me pasó y nos tomamos un taxi con destino al templo de Kinkakuji o Pabellón Dorado. Será en el próximo viaje.

Este enorme pabellón era la villa de retiro del shogún Ahikaga Yoshimitsu y cuando se murió a principios del siglo XV, por pedidores mismo shogún se convirtió en un templo budista conocido como Rokuonji. El templo se quemó en 1950 y 5 años más tarde se hizo una réplica igulita a la original. 

Cada una de las tres plantas del templo tenía una función diferente, y no estaba permitido acceder al interior, así que lo único que se podía, era recorrer los jardines en torno al pabellón. Igual el entorno era bellisimo con el lago y sus reflejos y se dice que el jardín y las construcciones son una manifestación del paraíso de la tierra pura en este mundo.

DSC_9194.JPG
DSC_9200.JPG
DSC_9175.JPG

Volvimos para la zona de Higashiyama y fuimos a conocer el el templo de Sanjusangen-do.. En el interior de un largo pabellón de madera había 1001 estatuas de Kannon, la deidad budista de la bondad en estado de iluminación y sus 28 espíritus/deidades protectoras, realizado entre los siglos XII y XIII, De ahí, al museo para ver una muestra de Yayoi Kusama, que habíamos visto en los carteles de la ciudad.

San ji2.jpg
San jijpg.jpg
DSC_9214.JPG
DSC_9219.JPG
DSC_9208.JPG
DSC_9209.JPG
DSC_9218.JPG

Estábamos muertos y nuestro tren salía a las 20 hs. Ya no nos daba para hacer algo importante y a la vez no teníamos dónde descansar. Decidimos adelantar un poco la vuelta a Tokio y cenar ahí. Me quedé con ganas de más Kioto y me encantaría volver en las 4 estaciones. 

Llegamos al hotel, levantamos las valijas que habíamos dejado guardadas y nos fuimos a cenar por el barrio a un Izakaya especializado en cerdo que ni siquiera puedo recomendar porque tenía todo en japonés. No había un solo turista, no tenían lista en otro idioma y tuvimos que pedir lo que veíamos en otras mesas. El lugar tenía mucha onda pero fumaban mucho adentro y eso me costó un poco el disfrute.  Estábamos muy cansados y los planes de caminar por la noche tokiota se fueron desvaneciendo. 

IMG_0164.jpg
IMG_0165.jpg
IMG_9151.jpeg

Día 7. Tokio

Nos levantamos más tranquis y por primera vez sin ningún plan, fuimos a comprar regalitos por Shibuya. Entramos a Tower Records, la mítica "disquería" a la que amaba ir en EEUU. Recorrimos varios pisos, en cada uno había pantallas y jueguitos de grupos J-pop. Dejamos los paquetes y volvimos a la calle para almorzar en el restaurante Gonpachi. Ya eran las 2 de la tarde y por suerte no había casi nadie. Este era el restaurante en el que se inspiró Tarantino para  hacer las escenas más recordadas de Kill Bill. Pensamos que por ser muy turístico íbamos a ensartarnos, pero comimos super rico: tempura, hongos rellenos, langostinos y me pedí un ginger ale casero que me dejó feliz por unas cuantas horas. Cuando salimos de ahí, en el barrio de Roppongi (pero en una zona común y corriente), vimos pegado en una de esas cajas de luz donde hay miles de stickers, uno de Guillermo Francella. A comerlaaaaa.

Tomamos el subte hasta Akihabara y recorrimos un poco más el barrio porque la ver anterior habíamos estado mucho tiempo en casas de electrónica y de animé.  Volvimos al hotel muy cansados y cenamos ahí.

IMG_0205.jpg
IMG_0211.jpg
IMG_0199.jpg
IMG_0220.jpg
IMG_0229.jpg
IMG_0227.jpg
IMG_0231.jpg
IMG_0250.jpg
DSC_8065.JPG
DSC_8079.JPG
DSC_8063.JPG

Día 8. Tokio

Después de disfrutar el último desayuno en Tokio, dejamos valijas y fuimos al barrio Daikanyama: el high líne de Tokio. Ya habíamos estado ahí al atardecer, pero quisimos volver a recorrer un poco la zona. Nos sentamos en un bar y tomamos cerveza y Ginger Ale super bueno. El avión a Los Ángeles salía a las 17 y ese mismo día a las 11 am estábamos aterrizando en EEUU. Otra vez una paliza al cuerpo. 

Cansados pero felices, aprovechamos para volver a ver Perdidos en Tokio y después de haber experimentado muchas de las cosas que muestran, nos divertimos mucho.

Japón es un país difícil de clasificar, un universo en sí mismo. Me costó mucho entender lo que pasaba en Tokio y me sentí engullida por esa megaciudad moderna y frik, en cambio disfruté cada segundo en Kyoto y prometí regresar porque me quedó corto.

Ocho días intensos de sobredosis para los sentidos.   

 

Nos vemos del otro lado de la orilla infinita.                                                                                                          

IMG_0358.jpg
IMG_0355.jpg
289_0225_1_1400x1100.jpg

Sigue en los parques nacionales de EEUU

Consejitos

 

  • No se deja propina

  • Bajar la app Tokyo Subway, sólo hay que introducir las estaciones de origen y destino, y te propone la mejor opción. 

  • Tener siempre efectivo.- Muchos lugares de comida especialmente chicos no tienen tarjeta

  • No se puede hablar por celu en el transporte publico

  • La tarjeta de crédito y la plata se da agarrada con las dos manos o se pone en una bandejita

  • Ni se dan besos ni abrazos ni la mano, solo una reverencia

  • Tax free 8% y llevar pasaporte

  • Los números de puerta de las casas se asignan por antigüedad del edificio, así que no pretendas encontrar pares e impares unos frente a otros. 

  • El agua y el te son gratis en los restaurantes

  • Para amantes de la fotografía visitar: Nikon Salon, Canon Plaza, Leica Gallery, Lumix Ginza Tokyoshowroom

  • Para clubbing: en Shibuya R Lounge, Koara, Laurel Tokyo, Underbar y Fai Aoyama o en el barrio Roppongi Esprit Tokyo, New Lex Gold Lounge, Jumanji 55, Magnet y Seven Sense.

  • En los restaurantes esta permitido fumar

  • Llevate un monedero porque cuando pagás algo te llenan de monedas

  • Dedicarle varios días a Kioto

  • Para ver el cruce de Shibuya sin estar alojado en el hotel Excel, se puede subir al tercer piso de Starbucks o ir a la cafeteria del último pìso del hotel o entrar con alguien en el ascensor que tenga la tarjeta para activar los pisos y bajar en cualquiera despues del 10.

  • Dejar comida en el plato se considera de mala educación

  • Probar todos los botones del inodoro

  • Los japoneses asocian los tatuajes con la mafia yakusa y en muchos onsen (baños termales) pueden prohibirte la entrada.

  • En muchas de las principales estaciones de subte se escuchan unos pajaritos cantando. No busques los pájaros, es una grabación.

  • Siempre hay varias personas alrededor del subte dando instrucciones y controlando el movimiento de los viajeros a los que se les puede pedir ayuda.

  • No tirar el boleto de subte porque hay que ponerlo para poder salir

  • Como las oferta es infinita, para hacer compras es mejor orientarse en base al rubro: cuchillos, librería artística, electrónica, fotografía. https://whenin.tokyo

  • La app HyperDia es muy útil para saber qué trenes hay que tomar para cada destino, te dice las combinaciones y horarios.

  • En Kioto esta bueno moverse en colectivo con la Suica.

  • En los edificios no hay planta baja, empiezan en el 1.

  • Si no sabés comer con palitos…practicá

  • Si querés sacarte una foto en Fushimi Inari sin gente, subí a las toriis que está más arriba y lo vas a lograr

Comida

– Ramen.
Consiste en distintos tipos de fideos chinos servidos en un caldo preparado comúnmente a base de pescado, miso y salsa de soja. Normalmente va acompañado de naruto, cerdo y algas. Hay restaurantes con estrella Michelin de ramen 

– Udon.
Son fideos gruesos y jugosos que vienen con diferentes acompañamientos: tofu rebozado, curry.

– Tonkatsu.
Es una milanga de cerdo. Normalmente va acompañado de arroz y ensalada.

– Okonomiyaki.
Es una especie de tortilla (o pizza) hecha de huevo, repollo y harina con marisco, pollo o cerdo. Se hace a la plancha y se sazona con salsa barbacoa japonesa, mayonesa y escamas de bonito. 

- Yakisoba.
Son una especie de espaguetis gordos con verduras y carne, sazonados con salsa de soja.

- Teppanyaki

Es la plancha japonesa, puede ser de carne, cerdo, pescado, verduras y viene acompañado de arroz

- Tempura

fritura rebozada de vegetales, pescados y mariscos

– Tamagoyaki.
Es la típica tortilla japonesa. Se caracteriza por ser muy fina y enrollada o rellena de carne.

– Takoyaki.
Son unas bolas de harina, repollo y huevo, que están rellenas de calamar o pulpo, y sazonadas con salsa barbacoa japonesa, mayonesa y especias 

- Gyozas
Son unas empanadas rellenas de repollo, carne y cebolla. Vienen hervidas, fritas o al vapor.

- Sopa de miso

Es una sopa a base de caldo dashi y pasta de miso

- Carne de wagyu

Se llama carne de Kobe a ciertos cortes de carne de los ejemplares vacunos Wagyu que rienen textura marmolada.

 

Postres. 

– Dorayaki.
Los famosos pasteles de Doraemon, similares a las tortitas, rellenos de anko (pasta de porotos dulces).

– Whip Melon Pan.
Una especie de bollo crujiente por fuera y esponjoso por dentro rellenos de crema

– Taiyaki.
Una masa de harina huevo y levadura a la plancha, rellena de anko  y con forma de pescado. Crujiente por fuera y cremoso por dentro

– Shu Kurimu.
Profiteroles gigantes rellenos de crema.

– Yatsuhashi.
Un dulce hecho con harina de arroz, azúcar y canela. Se suele rellenar con anko, pero también con frutilla, kiwi, mora

Los dulces gawashi, daifukus de mochi a base de pasta de arroz al vapor, dankos pegajosos en palitos de brochette, galletas

Shibuya Yokocho ( el callejón de los borrachos) tiene los mejores restaurantes de yakitori (pollo a la parrilla) y los iizakayas tradicionales.

Galerías de arte, museos y lugares imperdibles en Tokyo

-Suntory Museum of Art 

-Nezu Museum (y su jardín)

-Yayoi Kusama Museum

-Espace Louis Vuitton

-21_21 Design Sight

-Tokyo Photographic Art

-The National Art Centre

-Ginza Graphic Gallery

-Maison Hermes Gallery

-Mori Art Museum

-Tein Art Museum

Lo que no hicimos (y me anoto para la próxima)

No subí a la Tokyo Metropolitan Government Building

No fui a un karaoke

No estuve en un love hotel

No fui al museo Kusama

No alquile kimono

No fui al Palacio Imperial de Tokio

No anduve en ricksaw

No fui al Teamlab Borderless

No fui al mercado de Ameyoko Street

No subi a la Tokio Skytree

No entré a ningún maid café, cat café, y similares

No fui al remate de atunes es Tsukiji 

No fui a ningún shopping

No fui al kawaii monster café ni al restaurante de robots

No dormí en un hotel cápsula

No fui al Museo Nacional de Tokio

No probé sushi

No fui a la parte comercial de Kioto

No comí en el mercado de Nishiki en Kioto

No fui a ver un espectáculo de sumo

No fui a ver un espectáculo de kabuki

No fui a Adashino nenbutsu ji

No fui al Museo de arte contemporáneo Sompo

No fui a IKEA en el centro comercial With Harajuku

No dormí en un monasterio de Koyasan ni caminé por su cementerio al atardecer.

Hoteles

Shibuya

-Tokyu Excel Hotel 

-Cerulean Tower hotel, 

-Shibuya Tokyu REI Hotel

 

Shinjuku

-Odakyu Century Southern Tower

-Gracery Shinjuku  (godzilla)

-Sunroute Plaza Shinjuku

Ginza

Tokyo Station Hotel

bottom of page