La Orilla Infinita
KEVIN JOHANSEN
Un “subtropicalista bicultural”
Diciembre de 2007
Su último trabajo Logo, tiene invitados de lujo como Amparo Sánchez (Amparanoia), Albert Plá, Andrea Echeverri (Aterciopelados), Paulinho Moska, La Chiringa y Ramiro Musotto con quienes trabó muy buena onda.
Para la entrevista, nos encontramos en un bar al que llegó con sus dos hijas mayores y su sonrisa a cuestas.
¿Qué son los logos en esta sociedad?
Hemos llenado a esta sociedad de logos. Como dice la canción “vos, tu tía, mi hermana, mi abuelo, yo, todos tenemos logos”. Hemos enloguizado al mundo, desde el Che Guevara, Evita, gente que representaban otras cosas, los hemos convertido en algo mucho mas inmediato y mediato. Eso fue algo que quise reflejar en el disco, pero también hay un montón de cosas que tienen belleza y hacen que valga la pena que sigamos aquí…
No sos tan pesimista…
No, el mío es un “pesimismo festivo”, que es un término que usó un amigo de la artista brasileña Paula Toler. Un poco mi frase de cabecera en el disco fue la que escuché de Akira Kurosawa “el verdadero artista, no desvía la vista”, en ese sentido uno está obligado a mirar todo y eso implica un desafío. Cuando salimos a la calle desviamos la vista permanentemente, cuando vemos que alguien pide dinero, está sucio, necesita algo… Uno suele ser muy cobarde y poco artista según la definición de Kurosawa.
¿Qué tiene de distinto Logo de los otros discos?
A diferencia de City Zen o Sur o no Sur, es un disco que se mezcla menos. Los géneros están más definidos, hay mas logo en cada uno. Si es cumbia, es una cumbia, lo mismo si es country o candombe, cada género está más cristalizado, es mas cliché.
Cumbiera intelectual y chica rolinga están ligadas a los estereotipos y los géneros musicales, ¿crees que la gente sigue siendo prejuiciosa?
No, afortunadamente mucho menos. Hoy hasta un niño de 10 años sabe lo que es una rumba flamenca, un reggaeton, pop, tango o milonga. La informática y la globalización nos ha habilitado mucha información, demasiada, pero el lado bueno es que nos ha acercado mucho. Hace 10 o 15 años había más de “el otro es el otro”, pero hoy uno tiene menos ignorancia. Esto se ve en Latinoamérica: el mexicano con el argentino, el chileno con el colombiano o el uruguayo, todos nos conocemos las mañas. Esto se da sin perder la esencia de la idiosincrasia, porque creo que la cultura se fortalece y la identidad se logra más concretamente. Se sabe lo que es uno y el otro, y eso sucede a un ritmo más vertiginoso.
¿Cuál fue el país donde más te asombra que escuchen tu música?
Desde Alemania, hasta una nota que acabo de hacer para una radio de Croacia…
¿Te han etiquetado mucho?
Lo intentaron. En España quisieron meterme dentro de lo que llaman “el mestizaje”, pero yo odio esa palabra. Siempre me preguntaban ¿“pero tu qué género haces”?, yo contestaba “Soy un des-generado”, esa fue la primera vez que me autocatalogué y eso fue bueno porque hasta lo pusieron en tapa de diarios. El mestizaje surgió en Barcelona con Manu Chao y grandes grupos como Ojos de Brujo, Macaco, El Bicho, pero a mi siempre me sonó como si la creación fuera un “me salio sin querer”. Creo más en la palabra mezcla, donde un cocinero conscientemente encuentra la compatibilidad donde aparentemente hay incompatibilidad.
Estos “des-generamientos” que haces en la música ¿son una forma también de juntar públicos diferentes?
Sí, he tenido buenísimas respuestas de gente como la Bersuit, Drexler, Paulinho Moska. Es muy lindo sentirse interpretado y a la vez tener una afinidad estética, aceptando las diferencias de cada uno, con su idiosincrasia y su identidad.
¿Le das bola a la estética?
No de un modo superficial. Le doy bola a la estética como mensaje, porque es muy importante respecto a lo que querés decir. La estética dentro de lo musical que es invisible o la estética visual que se percibe en la forma de peinarte, de llevarte. Yo no pretendo ser lo que no soy. Lo estético tiene que ver con lo ético, de hecho una palabra esta incluida en la otra y tiene que ver con tu modo, con tu esencia, con ser muy autentico.
¿Te gustaría tener un productor como Santaolalla?
Por supuesto. Gustavo fue la primera persona que me llamo cuando llegué a Bs. As. después de vivir 10 años en Nueva York. Volvía a mi casa de dar clases de inglés en Puerto Madero en septiembre de 2000, y me dijeron que tenia una llamada de un tal Gustavo de Los Ángeles. Fue muy alentador porque yo recién había mostrado The Nada, un disco que tuvo muy buena respuesta entre los colegas de acá. Trabajar con gente como Santaolalla, que sabe escuchar, tiene una estética copada y cercana, sería un gran aprendizaje porque es bueno salirse de uno mismo. Siento que lo preciso porque a veces me sumerjo, y como dice Gustavo: los discos no se terminan, se abandonan.
¿Sos muy exigente con vos mismo?
Sí, soy insaciable y por otro lado contradictorio, porque no le doy mucha bola a lo técnico, ni a la cuestión que tiene que sonar así o asá, sino que tiene que ser una buena canción.
¿Cómo fue la etapa desde el 2000 donde estabas dando clases hasta hoy?
Yo volví con un disco grabado en el famoso CBGB (Country, Blue Grass, and Blues) de NY para ver un poco qué onda y la idea era volverme a los 2 años, pero en medio vino la crisis acá y pasó lo de las torres allá.
Y entre la crisis y las torres…Elegí la crisis, que son cíclicas y ya estamos curtidos.
¿Tenés nostalgia de la época under?
Tuve mucha suerte. Cuando llegué a NY en el año 90, al mes estaba tocando en el CBGB. Su dueño, Hilly Cristal, me había abierto las puertas de su boliche invitándome a tocar, a foguearme y a grabar. Lo llamaba “my mentor tormentor” porque siempre me decía que tenía que confiar en mi biculturalidad: “si sos mitad alaskeño y mitad argentino bancatelas”, me insistía. Yo tenía mucho rollo conmigo mismo, era muy joven y me daba vergüenza mostrar las cosas en castellano o en ingles en uno y otro lado. De todas maneras no vivía de la música: trabajé en un hotel de barman, fui guía turístico, estuve en una milonga de tangos, hice de DJ en noches de salsa cubana y eso me alimento paralelamente, porque me dio mucho material. Fui muy feliz a pesar de estar ajustado económicamente.
¿Ahí empezaste a escuchar tango?
No, desde siempre, desde la cuna. Mi vieja tenía un disco de Tita Merello con la orquesta de Canaro, o sea que fue una influencia ineludible. También escuchaba a Julio Sosa, y Gardel entró imperceptiblemente en algún momento, cuando ya vivía acá a los 12 años. Después nos fuimos a vivir a Montevideo.
¿Qué recordás de esos años?
Mi vieja consiguió un trabajo en una escuela británica enseñando literatura inglesa y yo era el hijo de la maestra. En el barrio Malvín viví 2 años una vida paralela, porque iba a esta escuela muy exclusiva y a la vez jugaba a la pelota con 20 pibes en los canteros del barrio, con “los botijas”. En Malvín perseguí mi primera tanga por la calle Orinoco…
¿Te gusta la murga uruguaya?
Mucho. Asaltantes con patente es lo más. Hace 3 años volvíamos de La Paloma con Moska y Pitufo Lombardo nos invitó a tocar un tema con Jorge Drexler y Paulinho. En Logo esta “Fantasmas de carnaval”, que es un homenaje a la murga, aunque sea uruguaya alaskeña…
Usas mucha multimedia en los espectáculos, ¿sos un tipo cibernético?
Cero. Lo mío tiene que ver con algo más generacional, más pop, más warholiano, es un gusto por las diferentes disciplinas. Tengo amigos que son pintores, artistas plásticos, amigos muy técnicos relacionados con la música, arquitectos, adoro las diferentes disciplinas artísticas. Si bien lo musical es invisible a los ojos e intangible, me interesa mucho lo visual y me atrae cómo se incluyen las distintas disciplinas. El disparador está en cada uno de nosotros, porque a vos te emociona una cosa y a mi otra y congeniar eso tiene que ver con un todo. Tocar un nervio propio para tocar uno ajeno.
Se nota y mucho la admiración que sentís por tus hijos, ¿cómo se relacionan ellos con tu carrera?
Muy naturalmente, a veces me piden a gritos que toque un tema y me emociono, otras me tapan la guitarra y me dicen “pará de tocar papá”, me embroman, tapan las cuerdas o rasguean ellas los acordes. Trato que la música sea una presencia amable en sus vidas. Las dos mayores son muy parecidas a mí, el más chiquito Tom Atahualpa, tiene solamente 2 meses. Yo era muy primal con la música y el primer instrumento es el cuerpo, así que a los 5 o 6 años, me ponía un disco y bailaba en el living de mi casa. Miranda, mi hija mayor, cantó varias veces conmigo. Hay una historia graciosa, porque una vez cantamos juntos en La Trastienda pero a la semana siguiente el recital era muy tarde, así que no pudo venir. Antes de salir de casa me dijo “papá, por favor mandale un beso grande al publico de mi parte”.
Sos el argentino mas nominado de los Grammy Latinos de este año ¿pensás que te cambiaría el rumbo de la carrera un premio de este calibre?
Nunca gane ninguno y me nominaron como 7 veces!!. Seguramente te cambia, nadie es impermeable. Igual no me gustan los concursos o los premios como filosofía de vida, pero estar nominado cuando sabes que hay 5000 artistas a los que les gustaría estar en ese lugar, está bueno, es realmente un premio. Lo más enriquecedor es ir y ver a los colegas que uno admira, saludarlos, que te sorprenda que te digan que les encanta tu trabajo, como me paso hace poco con los portorriqueños de Calle 13, cuando los fui a saludar al camarín, ellos se querían sacar fotos conmigo! Está bueno que gente que uno admira te diga que lo que hacés les gusta…
¿Cómo ves el rock argentino?
Me parece que creció mucho y que todo es cíclico, porque hay momentos de mayor y menor creatividad. La fundación del rock argentino o rioplatense, desde Los Shakers, Los Gatos, Manal, Almendra, Opa, los Fatorusso, son ejemplos riquísimos respecto a nuestras bases.
Los partidismos musicales están muriendo de a poco y hoy los que escuchan a Los Redondos pueden escuchar Soda Stereo, los de la Bersuit a Babasónicos o los de La Vela a Los Piojos, hay menos prejuicios. Estamos más abiertos de cabeza que antes. Elvis Costello dijo una vez en una entrevista que le gustaba “Dancig Queen” de Abba y todos quedaron desconcertados. Yo escucho toda la música, hasta la que me parece “fea”, porque de todo puedo sacar algo positivo.
Lo mejor es intentar producir algo bien hecho. Con Jorge y Paulinho siempre hablamos del misterio de la estructura de una canción y cuán personal es, porque tiene que ver con un timing personal y con el reloj biológico de cada uno: elegir dónde vas, en qué momento cambiar. ..es misterioso y fascinante para los que hacemos esto.
¿En qué proyecto estas trabajando ahora?
Estuve muy metido con Logo, terminé el segundo video “Anoche soñé contigo” y ahora sacamos “Sos tan fashion”, donde aproveché para disfrazarme de reggaetonero, del pibe de High School con flequillo y hasta de blanco Alan Faena, estuvo muy divertido. Todo con mucho humor y con un mensaje de crítica constructiva, tratando de ser lo más originales posibles. Ahora vamos a hacer “Cliché latino” y el video de “Logo” y en verano me voy a meter en el estudio para terminar la triada de Logo, Subtropicalia Jogo en marzo y Pop Hart Fogo a fines del año que viene. Estoy hasta las manos…
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Nació en Alaska y eso ya es un dato curioso. De padre americano y madre argentina, pasó su adolescencia en Buenos Aires, pero también vivió en Nueva York y Montevideo. No es un cantante pop, ni tanguero, ni rockero, ni folclórico, ni murguista y sin embargo es un poco de todo, será esa facilidad de moverse por todos lados lo que lo hace despojarse de sus “logos”, haciendo que nadie pueda encasillarlo en ningún género musical.
Ecléctico, genuino, sencillo, irónico e imaginativo, sorprende con cada nuevo trabajo, donde los acordes de milonga tanguera, chacarera funky o cumbia bilingüe, se fusionan en una coexistencia armónica de estilos e idiomas que se suman a una voz serena e inconfundible.